Al menos ocho personas han resultado heridas este sábado por la noche como consecuencia de la actuación policial al intentar dispersar una manifestación propalestina en la ciudad de Berlín (Alemania). Uno de los manifestantes ha quedado herido de gravedad, según el cuerpo de Bomberos de la ciudad, que ha apuntado que otras cinco personas han sido trasladadas al hospital con heridas de diversa consideración, aunque leves en su mayoría.
La protesta, que comenzó en la tarde del sábado en el barrio de Steglitz para luego poner rumbo hacia Innsbrucker Platz, ha contado con la participación de unas 600 personas, según fuentes policiales. Los manifestantes, congregados bajo el lema «Alto al genocidio de Gaza«, proclamaron consignas en favor del fin del conflicto y de la ocupación. «Liberen a Palestina de la ocupación israelí» ha sido uno de los mensajes que podían leerse en las pancartas de los asistentes, que acudieron al encuentro ataviados además con banderas palestinas.
La de este sábado ha sido una de las muchas manifestaciones que se han celebrado semanalmente en Berlín, y en otras ciudades mundiales, contra la guerra de Gaza desde el 7 de octubre de 2023, hace ahora nueve meses. El balance de palestinos asesinados a causa de la ofensiva militar desatada por Israel contra la Franja de Gaza hace meses tras los ataques del 7 de octubre ha superado ya los 38.400, mientras que la cifra de heridos se acerca a los 88.500, según han indicado este sábado las autoridades del enclave. Estas cifras no incluyen las del ataque de las Fuerzas Armadas israelíes de este sábado contra un campo de desplazados en Al Mawasi en el que han muerto al menos 90 civiles y otros 300 han resultado heridos. Israel ha informado de que el objetivo del ataque eran el comandante de las milicias de Hamás en Gaza, Mohamed Deif, y el comandante local de Hamás en la ciudad de Jan Yunis, próxima al campamento, Rafa’a Salamé.
El Ejército de Israel desencadenó su ofensiva contra la Franja tras los citados ataques del 7 de octubre, que abrieron una nueva fase del conflicto palestino-israelí y dejaron unos 1.200 muertos y cerca de 240 secuestrados. A estos balances de víctimas se suman más de 560 palestinos muertos en Cisjordania y Jerusalén Este, en operaciones por parte de las fuerzas israelíes o en ataques perpetrados por colonos.
La UNRWA se da hasta septiembre para seguir funcionando
Por otra parte, el jefe de la agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos (UNRWA), Philippe Lazzarini, aseguró este sábado que la conferencia de financiación que comenzó este viernes en Nueva York ha recaudado el suficiente dinero para mantener sus operaciones en Gaza, Cisjordania, Jordania, Siria y Líbano hasta finales de septiembre. Sin embargo, la suma total no se conocerá hasta finales de agosto.
Lazzarini confía en que habrá suficiente dinero adicional para su presupuesto anual de 850 millones de dólares (778 millones de euros) para costear la agencia en funcionamiento hasta finales de verano, teniendo en cuenta el incremento de fondos que ha tenido que aportar el organismo dada la crítica situación de emergencia por la guerra de Gaza. A su vez, la conferencia ha abordado la fuerte crisis que sufrió después de la acusación israelí de que varios de sus empleados habrían participado en la masacre del 7 de octubre, a pesar de que no se encontró evidencia de ello. Dieciseis países suspendieron su financiación a la espera de la investigación lanzada por la agencia, y catorce de ellos volvieron a restaurarla tras quedar satisfechos con las conclusiones.
Lazzarini explicó que 14 donantes han reanudado oficialmente la financiación y cree que «muy pronto» regresará un decimoquinto país, Reino Unido. No obstante, el Congreso de Estados Unidos ha prohibido cualquier pago a la UNRWA hasta el 25 de marzo de 2025. La agencia, en términos generales, agradece en el comunicado del viernes sobre el encuentro que la reunión haya «enfatizado el papel de la UNRWA como pilar de la estabilidad regional» y reconozca los «graves problemas humanitarios, riesgos políticos y de seguridad que resultarían de cualquier interrupción o suspensión de su trabajo vital» para los refugiados.