Encontrar al autor del Lazarillo de Tormes sigue siendo uno de los mayores retos para cualquier historiador del Siglo de Oro, y es que semejante tarea tiene mucho de detectivesco, conspirativo e incluso ilegal. Y me explico:
Para conocer un poco más a fondo la historia de este libro, conviene que nos traslademos al municipio extremeño de Barcarrota en el año 1992. Allí, se reformaba una de las viviendas más antiguas cuando se encontró una cámara secreta, un habitáculo que contenía una biblioteca de libros prohibidos.
Portada de la edición del Lazarillo de Tormes de 1554.
Libros de magia, de erotismo e, incluso, algún amuleto hacían pensar que aquella colección perteneció a algún converso de Llerena (Badajoz) huido de esa localidad tras las fuertes persecuciones inquisitoriales.
Entre los volúmenes destacaba una pequeña novela, se trataba de una primera edición del Lazarillo de Tormes, cuya impresión se llevó a cabo en Medina del Campo en 1554 (aunque parece que el libro ya circulaba con anterioridad). Era sin duda, otro de los libros prohibidos. Un ejemplar que la Inquisición hubiese quemado con enorme satisfacción, un libro custodio de varios secretos que lo hacían tan peligroso para su autor como para quien lo tuviese. Era por tanto: Un libro prohibido.
Entre las páginas de la novela, hay varias pistas ocultas como las fechas, más o menos exactas, en las que suceden los acontecimientos. Por ejemplo, La desastrosa Jornada de los Gelves en la que forzadamente participa Tomé González (padre de Lázaro) y la edad que Lázaro afirma tener entonces nos permite conocer la posible fecha en la que nació.
Del mismo modo, la entrada triunfal de Carlos V en Toledo en la que se habla en el final del relato permitiría intuir con qué edad Lázaro declaró ante los tribunales.
La crítica que el Lazarillo de Tormes hace al mundo del clero ha hecho pensar en algún escritor erasmista dentro de los cuales destaca Luis Vives. Es cierto que este autor valenciano también tuvo una vida azarosa y llena de injusticias, pero no menos cierto es que los argumentos en favor de su candidatura son bastante endebles. Por ejemplo, las vagas referencias levantinas como cuando se mencionan “las conservas de Valencia”
Otros candidatos del ambiente erasmista fueron los hermanos Alfonso y Juan de Valdés, estos pese a vivir en Italia mantenían contacto con toledanos como Garcilaso de la Vega que bien pudieron informarles sobre las cortes de 1525. Sin embargo, además de los paralelismos obtenidos con algunas de sus obras parece que (como sucede en el Lazarillo) un asunto de cuernos anduvo detrás de la autoría del libro.
Alfonso de Valdés, candidato preferido por la corriente erasmista.
Uno de los más furibundos enemigos de Alfonso de Valdés fue el cardenal Francisco García de Loaysa, (confesor de Carlos V) acusado de mantener un idilio con una tal María de la Torre, una cortesana de la que se decía había “parido dos hijos al santo padre”. Acusación exacta que tiene la mujer de Lázaro cuando se la tacha de ser concubina del arcipreste de San Salvador.
Estas conexiones han hecho que profundas investigaciones, como la de Rosa Navarro Durán, vean en el Lazarillo una crítica velada de Alonso de Valdés a los escarceos amorosos Francisco García de Loaysa con una mujer a la que luego casa con un pobre desgraciado. En contra de la teoría de los Valdés, está el hecho de que habiendo sido perseguidos por la Inquisición, su posible autoría no hubiese salido a relucir entonces.
Donde si se hace mención a un posible autor del Lazarillo es en el libro Historia de la Orden de San Jerónimo escrito por el historiador fray José de Sigüenza, el cual, al llegar al apartado dedicado a fray Juan de Ortega, comenta de este modo:
Dicen que siendo estudiante en Salamanca, mancebo, como tenía un ingenio tan galán y fresco, hizo aquel librillo que anda por ahí, llamado Lazarillo de Tormes, mostrando en un sujeto tan humilde la propiedad de la lengua castellana y el decoro de las personas que introduce con tan singular artificio y donaire, que merece ser leído de los que tienen buen gusto. El indicio desto fue haberle hallado el borrador en la celda, de su propia mano escrito.
Una de las primeras referencias al autor del Lazarillo la hace fray José de Sigüenza diciendo que fue otro monje jerónimo, fray Juan de Ortega.
A su favor, la teoría que esgrime Sigüenza cuenta con un detalle fundamental como es, la ausencia de críticas a la orden jerónima por parte de la novela (donde si que cargan tintas contra los mercedarios y otras tantas figuras del clero). A su vez, el argumento comienza en Salamanca, indicando incluso que la madre de Lázaro trabajaba lavando la ropa a los estudiantes, como fray Juan de Ortega que estudió allí.
Se le añade además a esta teoría los documentos estudiados por la paleógrafa Mercedes Agulló en las pertenencias de Diego Hurtado de Mendoza. Entre los papeles de este noble del siglo XVI apareció: “Un legajo de correcciones hechas para la impresión de Lazarillo”.
¿Sería aquel legajo eran correcciones al borrador de fray Juan de Ortega? ¿Fue un personaje del clero quien escribió el Lazarillo y por ello no hubo grandes represalias hacia él? Sin duda, una autoría que sigue siendo uno de los grandes enigmas de la literatura.
En este dibujo de 1579 se aprecia el molino dentro del Tormes del que se habla en el Lazarillo ¿Cómo conocería todos estos detalles el autor? ¿Quizás porque estuvo en Salamanca?