En muchas ocasiones, la ciencia deja pequeños espectáculos debido a las interacciones de la materia. Es muy común estar navegando por internet y que cualquier experimento científico se haga viral por la sorpresa que genera. En este sentido, uno de los más comunes es el de meter uvas al microondas.
El fenómeno es muy simple: al cortar una uva por la mitad y meter cada trozo al microondas, la interacción entre ellas genera una chispa que, a simple vista, es todo un espectáculo. Estas pequeñas llamaradas son plasma y se crea cuando las uvas se calientan a altas temperaturas.
¿Qué es el plasma?
Antes de conocer cómo se genera esta interacción, es conveniente saber qué es el plasma. Tras los estados sólido, líquido y gaseoso, el plasma es el cuarto estado de agregación de la materia y se encuentra, principalmente, por todo el universo, pero en la Tierra también se forma de manera natural. De este modo, está en ciertas capas de la atmósfera, en las auroras boreales, en los vientos polares o en los rayos.
En este sentido, el plasma es un estado parecido al gas, pero compuesto por átomos ionizados, donde los electrones circulan libremente. Si quieres obtener plasma, puedes hacerlo calentando gas.
Por qué se genera plasma en la interacción entre dos uvas
Esta formación de plasma, que puede resultar fascinante, se debe a una combinación de propiedades físicas y químicas originadas entre la interacción entre las uvas y el microondas. Este fenómeno es posible debido a que la forma de las uvas tienen un tamaño similar a la longitud de las ondas microondas.
En este sentido, cuando juntas dos trozos de uvas, estas ondas se concentran en el pequeño espacio que hay entre ellas, generando una alta concentración de energía y originando un campo eléctrico muy intenso.
A partir de aquí, los compuestos de la uva, que está formada por agua con un poco de azúcar y minerales, se calientan hasta el punto de que ionizan el vapor de agua y sus compuestos, creando así un plasma.
Y como este campo electromagnético es cada vez más potente, las pieles de las uvas actúan como un conducto para que los electrones se muevan con libertad, generando chispas y fuertes destellos. Además, la resonancia entre las ondas microondas y las propiedades dieléctricas de las uvas amplifican la energía en el punto de contacto, aumentando aún más la intensidad del campo eléctrico y facilitando la formación de plasma.
Un fenómeno que puede resultar útil
Pese a que a priori sea simplemente visual, este fenómeno ha abierto vías de investigación en otros campos. Por ejemplo, en la posible aplicación en el diseño de antenas repetidoras de móviles o en la creación de dispositivos de microscopia que operen en la nanoescala.