Como Rafa Nadal en la arena de Roland Garros antes de medirse a uno de sus rivales. Como Ilia Topuria cuando enfrenta el octógono minuto previstos a pelearse por su cinturón de campeón mundial. Como Fernando Alonso subiéndose a su Fórmula 1 a instantes de batirse en duelo con otros 19 competidores. Salvando las distancias, esa es la sensación cuando te pones delante del palo de la cucaña. Solo ante el peligro, sin paracaídas ni red de seguridad. Quizás es un poco exagerado, pero la veintena de participantes en el juego tradicional de las fiestas del Carmen de Luanco pueden dar fe de ello. Minutos antes del pistoletazo de salida hay nervios, alguna que otra risa y caras de concentración. LA NUEVA ESPAÑA ha podido vivir en su propia piel todo lo que ocurre en esos instantes previos y, para poder narrarlo de la mejor manera, se ha atrevido a cruzar probar la experiencia, con chapuzón incluido.
Los alrededores del puerto de Luanco se llenaron de habituales y turistas para disfrutar de uno de los eventos más especiales del verano gozoniego. «A mi me da envidia, ojalá volver a ser joven para probar», señala José Camacho, uno de los veteranos del pueblo, que tiene ganas de echar una carrera dirección al palo, «pero igual tengo un percance, que ya no estoy para estos trotes», bromea. A su lado está su esposa, Mariluz Sánchez, que le mira con los ojos cruzados. «No estabas para esto hace cuarenta años, vas a estar ahora», responde entre risas.
Poco a poco, cuando se iban acercando las 12.00 horas, eran más los jóvenes y niños que se animaban a participar en los juegos tradicionales del Carmen. Alguno, frustrado, lamentaba no tener los 18 años para probar la cucaña y se tenía que conformar con participar en la carrera de patos que precedía al plato fuerte de la mañana. Antes, eso sí, fue el turno de los artilugios flotantes, donde varias embarcaciones se batieron en duelo en las aguas luanquinas para ver quienes eran los más rápidos. Una de ellas causó sensación entre el público, ya que iba engalanada con ambiente futbolero y de color de la selección española, algo que encajaba como anillo al dedo con la previa de la final de la Eurocopa. Tras ello fue el turno de la suelta del pato, que se dividió en dos dependiendo de la edad de los participantes. «Ha sido difícil, aunque el agua estaba muy buena de temperatura. Yo estaba siguiendo la dirección del barco y, hasta que no nos avisaron, no me dio para girar a la derecha, que era donde estaba el pato», señaló Rafa Artime, ganador de la primera prueba, que destacó el buen rollo entre todos los participantes. Rubén Rodríguez, segundo vencedor, también sufrió problemas a la hora de orientarse, aunque cuando vio a su presa «fui de frente a por él». «Les he sacado diferencia a mis rivales, de primeras fue difícil pero luego, cuando supe donde estaba el pato, me fue muy bien», afirmó.
Y, tras los teloneros, llegó el momento que todos esperaban. Un palo, un ramo al final, y una veintena de participantes luchando por los primeros por coger las flores. Los primeros pases sobre las aguas de Luanco eran de prueba, con algunos de los participantes preguntando si podían utilizar el culo para deslizarse, ya que en otras ediciones no se permitía. Adrián García, «Chovo», uno de los grandes clásicos de la prueba y ganador en 14 ocasiones de la cucaña se mostraba tranquilo, confiando en que llegase el momento. Pero antes tenía que participar el redactor de LA NUEVA ESPAÑA. «Échate un poco más para atrás, que necesitas coger un poco más de carrera», recomendaban los expertos mientras en la megafonía se anunciaba al participante. De poco sirvieron los consejos porque, al poner dos días sobre el palo, tocó probar el agua. La peor parte, eso sí, fue salir de ella por la altura que tiene el muelle.
Jaime Gómez de mostró tener más maestría en el tema y consiguió ser el primer en hacerse con el ramo y ganar la prueba. «Es algo muy difícil, pero no era mi primera vez. Ya he estado otros años y lo conseguí coger», reconoció el deportista. Él fue uno de los grandes protagonistas de un día que terminó con la espectacular actuación del «Grupo Cayenne», que puso el broche musical a un día repleto de acción y emociones.