Como Rafa Nadal en la arena de Roland Garros antes de medirse a uno de sus rivales. Como Ilia Topuria cuando enfrenta el octógono minuto previstos a pelearse por su cinturón de campeón mundial. Como Fernando Alonso subiéndose a su Fórmula 1 a instantes de batirse en duelo con otros 19 competidores. Salvando las distancias, esa es la sensación cuando te pones delante del palo de la cucaña. Solo ante el peligro, sin paracaídas ni red de seguridad. Quizás es un poco exagerado, pero la veintena de participantes en el juego tradicional de las fiestas del Carmen de Luanco pueden dar fe de ello. Minutos antes del pistoletazo de salida hay nervios, alguna que otra risa y caras de concentración. LA NUEVA ESPAÑA ha podido vivir en su propia piel todo lo que ocurre en esos instantes previos y, para poder narrarlo de la mejor manera, se ha atrevido a cruzar probar la experiencia, con chapuzón incluido.

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