Conforme pasan las horas desde el atentado contra Donald Trump no dejan de surgir nuevos interrogantes sobre las circunstancias que lo hicieron posible. Según han confirmado los responsables de la investigación, el joven Thomas Matthew Crooks pudo disparar desde el tejado de una nave que se encontraba a poco más de 100 metros del escenario en el que Trump se dirigía a sus seguidores. Algo que, según varios expertos, supone un sorprendente fallo de seguridad.
Steve Moore, un ex agente especial retirado del FBI que trabajó como escolta francotirador durante dos años, ha declarado a CNN que la azotea debería haber estado vigilada. Otro agente retirado, Bobby Chacón, ha mostrado a la cadena norteamericana su sorpresa por el hecho de que la azotea, «la atalaya perfecta» para apuntar contra Trump, no estuviera vigilada. «Ese edificio es el más cercano con una línea de tiro clara respecto al escenario. Me sorprende que no hubiera nadie en la azotea», ha asegurado Chacón.
La «atalaya perfecta»
«El hecho de que alguien permitiera que ese tejado quedara sin vigilancia» podría haber sido un fallo de planificación o de ejecución, según Moore, que confía en que se produzcan «cambios drásticos» en los procedimientos de seguridad como consecuencia del atentado contra Trump, incluida la ampliación de los perímetros de seguridad y un refuerzo de la seguridad en los lugares de concentración de personas.
«Dicho esto, los Servicios Secretos tienen que acertar siempre, en cada mitin de cada candidato, tienen que ser perfectos, mientras que los malos sólo tienen que tener suerte una vez. Así que va a suceder. Solo se trata de eliminar en lo posible las posibilidades de que suceda», ha remachado Moore.