El que está comenzando a ser investigado como intento de asesinato al expresidente y candidato a las elecciones de 2024, Donald Trump, que ha sido objeto de varios disparos en un mitín que celebraba en Butler (Pensilvania), es uno más de los capítulos de sangre y pólvora que sazonan la historia presidencial de los Estados Unidos, en el que cuatro de sus líderes han acabado perdiendo la vida por atentados a su persona.
Repasamos los casos más paradigmáticos y recordados desde que se instauró la democarcia en el país.
El 30 de marzo de 1981, a las 14.27 horas, se oyeron seis disparos en los alrededores del hotel Hilton de Washington. John Hinckley Jr., un joven de 25 años con problemas mentales, intentó matar al presidente de Estados Unidos. No lo consiguió, pero aquel día cambió para siempre la legislatura de Ronald Reagan y su matrimonio. Un policía local, el secretario de prensa de la Casa Blanca, James Brady, y el presidente fueron heridos. El ataque sumió a la Casa Blanca y al país en un caos que dio un tumbo al curso de la historia, ya que la popularidad del presidente aumentó durante su recuperación y el intento de asesinato cambió para siempre la relación con su mujer, la primera dama Nancy Reagan.
1968: Robert Kennedy
El hermano pequeño y el que estaba destinado a ser el sucesor del presidente más carismático de los Estados Unidos sufrió la misma desdicha que él: cuando era candidato a las primarias presidenciales por el Partido Demócrata en 1968, Robert Kennedy fue tiroteado en el Hotel Ambassador de Los Ángeles tras hacer una alocución a varios de sus seguidores por Sirhan Sirhan, un palestino que se vengó por las simpatías que este depositaba por el Estado de Israel.
1963: John Fitzgerald Kennedy
Sin duda, el magnicidio más mediático y que más ha calado en la hagiografía cultural estadounidense en el siglo XX y, posiblemente, a lo largo de toda la historia de la nación. Recurrido constantemente a través de películas, iconografía y teorias que van de la recopilación con voluntad documentalista a lo conspiranoico, el shock que supuso la muerte del madatario en una sociedad que comenzaba a despertarse de los felices 50 a los convulsos 60 es solo comparable al del impacto de los atentados terroristas el fatídico 11-S.
Al mediodía del 22 de noviembre de 1963, en la ciudad tejana de Dallas, durante una comitiva liderada por el presidente demócrata John Fitzgerald, acompañado de su esposa, Jaqueline Kennedy, subidos a un Lincoln Contitenatal descapotable, el primer madatario estadounidense recibió un disparo mortal por parte de Lee Harvey Oswald, un exmarine estadounidense que, supuestamente, fue el autor del crtero dispario desde lo alto de edificio Texas School Book Depository. Dos días después, Oswald recibió otro disparo mortal por parte e Jack Ruby. Y a partir de ahí, la histeria social y política que ha durado hasta nuestros días.