Una de las balas que el sábado a las 18.13 horas disparó Thomas Matthew Crooks en un mitin de Donald Trump en Butler (Pensilvania) solo provocó una herida leve en la oreja derecha al expresidente de Estados Unidos y candidato republicano para medirse a Joe Biden en las elecciones de noviembre. A menos de cuatro meses de esos comicios, y en un país polarizado cada vez más asfixiado por una cultura de odio político y tribalismo donde el partidismo exacerbado alimenta que más y más gente crea en la violencia como herramienta política, la potencia de ese proyectil es la de una bomba nuclear.

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