Javier Milei hace sentir el peso de su ausencia. Ha viajado por quinta vez a Estados Unidos sin misiones estatales a la vista y dejando detrás suyo un halo de interrogantes y temores. El presidente argentino se subió a un avión de alquiler a pesar de haber dicho que se enfrenta a «maniobras golpistas» llevadas a cabo por el tercer banco de este país. Ni siquiera los seguidores más fieles entienden cómo abandona la Argentina después de haber lanzado semejante denuncia. Milei, quien la semana pasada aterrizó en Brasil para agitar a la ultraderecha de ese país, esta vez optó por participar en calidad de actor secundario de la conferencia de multimillonarios, en su mayoría del sector tecnológico, que tiene lugar en la ciudad de Hailey, en el estado de Idaho. Los medios locales consignaron que el mismo Gobierno que reivindica el ajuste estructural de la economía y la «motosierra» que ha dejado sin trabajo a miles de empleados públicos ha pagado unos 300.000 dólares por un jet de Flyzar, la misma compañía que opera la aeronave particular de Leo Messi.  

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