A la hora de comer, la vida en el distrito financiero de Canary Wharf transcurre bajo tierra. Los miles de trabajadores de las entidades bancarias y auditoras que ocupan esta zona de rascacielos del este de Londres salen de sus oficinas en busca de algo que comer y abarrotan los restaurantes y tiendas de uno de los centros comerciales más pintorescos de la capital británica. “Aquí es muy difícil orientarse porque está todo bajo tierra”, le dice un hombre inglés vestido de traje a un compañero extranjero, que no logra borrar el asombro de su rostro. “Puedes caminar kilómetros y no se acaba, así que si no lo conoces bien es fácil que te acabes perdiendo”, añade, poco antes de detenerse en un local de comida para llevar.

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