Lamine Yamal y Nico Williams están ascendiendo a velocidad de esprint al altar de los héroes sociales. Se trata de dos jóvenes con historias de vida diferentes pero ambos de familia migrante –los padres del navarro hicieron la peligrosa travesía del Sahara–, clase popular y los únicos jugadores negros de la selección española. Su presencia, cómo no, ha puesto en marcha la maquinaria xenófoba. Sin embargo, su impacto también está contribuyendo a agrietar los discursos antiinmigración que consumen los más jóvenes en las redes sociales y a ampliar los horizontes vitales de una generación de chavales que han crecido entre dificultades y el racismo cotidiano.
«Son solo unos chicos que han decidido jugar con la Roja y, sin quererlo, han hecho un avance y se han convertido en referentes, no solo para los niños, sino también para los adultos», explica Raquel Elá, maestra en una escuela de primaria de L’Hospitalet de Llobregat. Ella es de origen ecuato-guineano, como la madre de Yamal, y compartió con sus hijos la alegría tras el gol del jugador en la semifinal. También lo hicieron muchos de sus amigos guineanos o nigerianos. En un bar marroquí de barrio del Remei de Vic, Bilal, Reda y Ahmed, de 16 años, bullen de entusiasmo. «Sin Lamine, España se hunde, él es como nosotros», comentan en un perfectísimo catalán.
Para la maestra, es de suma importancia el aumento de la diversidad entre las figuras del deporte. «Cada vez empiezan a tener ídolos más variados, como Nico e Iñaki Williams o Ana Peleteiro…». De hecho, desde el Club Esportiu de Vilassar de Dalt, Modesto Fraile, entrenador y coordinador de fútbol base, afirma: «Lamine será el nuevo Messi. En nuestro equipo tenemos muchos niños de diferentes nacionalidades, y ahora ya es su referente».
«Son solo unos chicos que han decidido jugar con la Roja y, sin quererlo, se han convertido en referentes para niños y adultos»
«Tener figuras con visibilidad es importante porque inspira a los niños: cuando admiran a alguien se ven reflejados en esa persona», señala Ingrid Borikó, una joven estudiante cuyo Treball de Recerca de Bachillerato se centró en la falta de modelos de docentes para las alumnas negras afrodescendientes. «Para mí, tener referentes es sinónimo de esperanza y de posibilidad, porque cuando veo a alguien parecido a mí que destaca en algo que me gusta, me hace tener la ilusión de que yo también puedo llegar a ser así y no ser la única».
Hay consenso en que, al hablar de modelos, Yamal y Williams no solo lo son para chavales que se puedan sentir identificados con ellos –tanto por el origen de sus familias como por su clase social–, sino que también se pueden convertir en potentes disolventes de los estigmas y estereotipos dañinos que se lanzan desde la extrema derecha. «Creo que su visibilidad sí puede funcionar como una especie de antídoto contra el racismo y los discursos de odio, sobre todo entre los adolescentes», explica Mohamed, futuro estudiante de Antropología de 19 años. Una especie de contrapeso contra los mensajes que se lanzan a través de ‘youtubers’ y en redes sociales, y que están socializando a las generaciones más jóvenes.
«Para mí, tener referentes es sinónimo de esperanza y de posibilidad»
«No creo que sea lo mismo para la gente más mayor que tenga actitudes racistas, pero entre los más jóvenes sí, porque, más allá de internet, también estamos mucho más acostumbrados a vivir en entornos diversos y todos intentamos llevarnos bien», señala Mohamed. En este sentido, la última encuesta sociopolítica del CEO apunta a que las personas de entre 16 y 24 años son los que más relación de amistad tienen con personas de origen migrante (un 61%).
Combatir el aumento del racismo
Sin embargo, ¿el fenómeno dejará poso? ¿Qué alcance tendrá finalmente el impacto de las nuevas figuras? La mayoría de personas consultadas llaman a la cautela. Coinciden en que Yamal y Williams son un paso adelante con muchas derivadas, pero no pueden ser los únicos ni tampoco ellos solos pueden acabar con fenómenos sociales tan arraigados como el racismo. «El fútbol es efímero. Después de la final, cuando acabe la Eurocopa, este fenómeno decaerá», señala Elá, quien añade: «La realidad es que la extrema derecha ha crecido entre los jóvenes, y hacen falta muchos ‘lamines’ y ‘nicos’ para que cambie este pensamiento: su propaganda es sencilla, negativa y busca hacer enfadar a la gente», añade la docente.
De hecho, el Estudio sobre las percepciones y actitudes racistas y xenófobas entre la población joven de España, realizado por el Centro Reina Sofía de Fad Juventud en 2022, señalaba que el 25% de los jóvenes de entre 15 y 29 años –sobre todo varones– muestran actitudes claramente racistas, sobre todo contra la comunidad gitana y africana.
«Pocas veces tenemos la oportunidad de ver a personas que se parecen a nosotros representados de forma positiva: eso nos da la posibilidad de soñar»
En este sentido, la docente recuerda que muchas de las ideas que repiten los más jóvenes se las inculcan los adultos de su entorno: «En muchas casas hay familiares que culpan de todo a la inmigración, que generalizan y estigmatizan a comunidades diciendo cosas como ‘todos los marroquís hacen esto’, o ‘los negros se pelean’. Así que por mucho que tengamos una chispa como Lamine Yamal y Nico Williams, y el reconocimiento que se les da, aún queda mucho camino por recorrer».
«La realidad es que la extrema derecha ha crecido entre los jóvenes, y hacen falta muchos ‘lamines’ y ‘nicos’ para que cambie este pensamiento»
Stella Alais, politóloga, también relativiza el impacto instantáneo y generalista del ‘efecto Lamine Yamal’ –»mucha gente lo está heroizando e individualizando, como diciendo que él es diferente y merece ser español o catalán porque sí se ha integrado»–. Sin embargo, sí cree que es muy importante que, aun siendo tan joven, el chico de Rocafonda dé visibilidad a la lucha antirracista y a un barrio que algunos han definido como «un estercolero multicultural»: «Porque con este tipo de gestos les está diciendo a muchos chavales que sí que pueden luchar por lo que quieren«.
«Si lo hacen bien, son españoles»
Para la escritora y activista antirracista Desirée Bela-Lobedde, «figuras como Yamal y Williams son referentes muy necesarios, especialmente para los niños». «Pocas veces tenemos la oportunidad de ver a personas que se parecen a nosotros representados de forma positiva: eso nos da la posibilidad de soñar».
«Mucha gente está heroizando e individualizando a Yamal, como diciendo que él es diferente y merece ser español o catalán porque sí se ha integrado»
Sin embargo, la representatividad y presencia de referentes siguen estando lejos de lo ideal. «La visibilidad intermitente e instrumentalizadora que se les está dando a estos jugadores también provoca comentarios y reacciones exageradas», apunta la escritora. Lo importante, recalca, es normalizar la presencia de personas racializadas. «Es importante que no solo se hable de nosotros en las noticias en contextos de criminalización o en cosas excepcionales», añade Lobedde, quien recuerda que la ficción y el cine también son espacios donde urgen referentes que dinamiten estereotipos.
«En el fútbol y el deporte en general se despiertan pasiones muy primitivas: si lo haces bien, estoy contigo a tope, y si no, no tengo ningún problema en insultarte y ser racista«, critica la activista. «Hay que alejarse de la idea de que si lo hacen bien son españoles, y, si no, inmigrantes», advierte Elá. «Ha habido otros casos en que, cuando una persona racializada ha ganado medallas para España, en seguida es español, pero, cuando el resultado no ha sido el esperado, vuelve a convertirse en el ‘deportista de origen senegalés de nacionalidad española'», añade Lobedde, quien advierte del impacto negativo de este tipo de discursos.
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