El calor extremo de los últimos días (y el que se espera para este verano) y la consiguiente falta de lluvias en pleno inicio de la temporada de cría de las aves amenaza el éxito reproductor de las poblaciones de distintas especies que utilizan el barro para construir sus nidos, como los aviones o las golondrinas. A ello se une la cada vez mayor destrucción de estos elementos durante obras de reforma o rehabilitación de edificios, que no tienen en cuenta la importancia de los nidos. Y ello, a pesar de que su destrucción (incluso estando vacíos) está penado por la ley con fuertes multas.

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