Una de las técnicas que se llevaban a cabo en el Centro de Orientación Familiar Mater Misericordiae, de Valencia, donde presuntamente se llevaban a cabo terapias de conversión, era organizar partidos de fútbol cada mes para «recuperar la masculinidad» de los más de 50 jóvenes que había en ese momento. Así lo asegura una de las víctimas de estas ‘terapias’ que ha sido entrevistada por Levante-EMV, del mismo grupo editorial que este periódico.
El arzobispado ha abierto una investigación a este centro tras conocerse que lo dirige el docente denunciado por tratar de «curar la homosexualidad» a cinco alumnos, incluso ofreciéndoles pastillas. Remarca que no ha recibido ninguna queja, pese a un testimonio también publicado por este diario que asegura que el arzobispo conocía las terapias «desde hace meses».
«Yo llevo haciendo deporte toda mi vida, no entendía qué tenía que ver la homosexualidad con eso», cuenta el testimonio, que no acudió a ninguna de estas pachangas. Los 15 trabajadores voluntarios del COF, que han atendido a 350 personas desde su creación en el año 2014, simpatizan con el itinerario de una agrupación de fe vinculada a la Iglesia católica (aunque no reconocida oficialmente) llamada ‘Es Posible la Esperanza’ (EPE).
Esta organización predica abiertamente con las terapias de reconversión y afirma que se puede «curar la homosexualidad» según denuncia el abogado Saúl Castro, autor del libro ‘Ni enfermos ni pecadores: la violencia silenciada de las terapias de conversión en España’. Según se recoge en los testimonios y en alguna charla del propio F. en el canal de Youtube de la Asociación Católica de Maestros, el docente se encargaba de «categorizar» a los futuros alumnos antes de que comenzara el curso. Estudiaba qué porcentaje de alumnos iban a ser gais y los que tenían más posibilidad de ser homosexuales visibles, para comunicar a los alumnos heterosexuales que «evitaran juntarse con ellos».
«Tres sacerdotes me mandaron a las terapias»
«Tres sacerdotes de tres parroquias distintas me derivaron al centro que practicaba terapias de conversión cuando les dije que era gay en el confesionario«. Es el testimonio de la víctima de estas terapias en el Centro de Orientación Familiar (COF) Mater Misericordiae de Valencia.
Todo comenzó cuando cursaba 3º de ESO y él, como católico practicante, empezó a preocuparse por su sexualidad, ya que «no puedes estar en matrimonio católico siendo gay». Entonces decidió consultarlo con su párroco en el confesionario. «Hay un centro aquí en Valencia que da ayuda a chicos como tú. Tú aún eres muy joven y te puedes salvar«, le contestó el padre.
Secretismo
En la primera sesión esta persona pudo comprobar el secretismo que hay alrededor del centro. «No se publicitan en ningún lado, es todo muy opaco. Como saben que están bordeando la legalidad ellos nunca te dicen que lo que hacen son terapias, y las comunicaciones nunca son con un correo electrónico corporativo», cuenta.
«En ningún momento te hablan de curar la homosexualidad, porque para ellos la homosexualidad no existe. Te explican que la homosexualidad es una herida de la infancia, provocada generalmente por un padre ausente y una madre dominante, y que las personas homosexuales son personas altamente sensibles», cuenta el chico. «Es algo tan amplio que es fácil que la gente se identifique», cuenta.
Otra de las ideas es que el hecho de llevar «una vida gay» provoca en la persona sufrimientos a medio y largo plazo debido a que viven una vida «alejada de dios». «Te empezaban hablar de casos que habían pasado por el centro, pero no habían seguido en las terapias, y como cada vez que venían con los años su vida iba a peor y cada vez estaba más destrozada», recuerda. «Básicamente te decían que si decidías llevar una vida ‘gay’ ibas a ser un infeliz, entre otras cosas, porque homosexualidad es sinónimo de promiscuidad».