El paisaje característico de las chimeneas de la central térmica de Jinámar poco a poco va desapareciendo. Creada en la década de los 70 para dar cobertura energética a la isla, la infraestructura se ha ido adaptando para cumplir con las normativas medioambientales y en la actualidad forma parte del proceso de descarbonización de la generación térmica de Grupo Endesa. Su director de Generación en Gran Canaria, Luis Varela, informó este miércoles, durante una visita con los medios a las instalaciones, que la chimenea más pequeña desaparecerá entre finales de julio y principios de agosto.
«Estamos delante de la chimenea del grupo de vapor dos y tres, que tenía una altura de 76,5 metros y de la que ya se han retirado 26,5 metros», explicó. Los trabajos consisten en una demolición controlada, y no por voladura, por cuestión de seguridad. «Se trata de incluir una plataforma elevadora alrededor de ella con la finalidad de instalar unos robots automáticos que ayuden a su demolición».
Cada día suben entre dos y tres personas hasta la cota superior de la plataforma. «Son trabajos de altura muy especializados y se hacen respetando las normas de seguridad», apostilló el responsable de la compañía. Los trabajadores lo hacen en elevadores que tardan alrededor de 30 minutos. «Van equipados con EPI y apoyados por esos robots que les facilitan el desmontaje. Lo hacen a cierta distancia para evitar riesgos de atrapamiento o caída», matizó. La chimenea, de hormigón armado, desaparece de dentro hacia afuera. «Vamos haciendo una demolición controlada hacia el interior donde van cayendo los propios escombros y los vamos extrayendo por la parte inferior».
Los trabajos de desmantelamiento de la torre más pequeña empezaron el pasado mes de mayo, y en ellos intervienen también otros elementos de apoyo como las grúas. De esta torre, cuya base tiene un espesor de 50 centímetros, quedan aún 50 metros visibles. Una vez eliminada, el paso siguiente es «consolidar un espacio para futuros grupos de generación en la isla de Gran Canaria», añadió Varela. Estas obras han tenido un coste aproximado de 1.700.000 euros y se iniciaron el año pasado con el desmantelamiento de las torres de vapor uno. «Las chimeneas habían dejado de funcionar desde 2010 y 2012 por razones estrictamente de normativa medioambiental, y la razón de que hayamos tardado este tiempo en desmontarlas ha sido por la obtención de los permisos de los organismos involucrados», añadió.
El responsable de la compañía aseguró que de todas formas la capacidad de generación de Endesa ha permitido suplir la ausencia de esos grupos con los ubicados en la central térmica del Barranco de Tirajana.
Tras una década sin actividad, los operarios han extraído durante las labores de desmontaje hormigón, acero y cobre. «El 90% de los residuos extraídos son reutilizables, como los 400 kilos de hormigón, que servirán como áridos para futuros proyectos». Los equipos que se han desmontado estaban constituidos por turbinas, calderas, condensadores y alternadores.
La central «no desaparecerá»
Los trabajos que se llevan realizando en los últimos meses son similares a los que ya se hicieron con la central de Candelaria, en Tenerife, «que ha quedado desmantelada con éxito», dijo. La central térmica de Jinámar, junto a la del Barranco de Tirajana, son las dos que Endesa aún tiene en Canarias. Luis Varela señaló que el 80% de la energía de la isla se obtiene en la central del Barranco de Tirajana y el resto en la de Jinámar. «Retirar esta chimenea no significa que la central vaya a desaparecer, todavía es indispensable para la cobertura del servicio en Gran Canaria», subrayó. «Se quedan unidades de generación que están en pleno funcionamiento y disponibilidad como la torre más alta, la de 176 metros y que actualmente está fuera del proyecto de demolición».
Endesa destacó que la apuesta por ir sustituyendo la generación térmica convencional por energías renovables en Canarias es la misma que en el resto del país y subrayó que en el caso de Gran Canaria, la energía procedente de este sector supuso un 25% anual en 2023. «La procedente de las fuentes eólicas son 300 megavatios y de la fotovoltaica entre 80-90 megavatios, ubicadas en su mayoría en el sureste de la isla», detalló.
La Central de Jinámar acumula más de cinco décadas de historia. En sus instalaciones ha albergado cinco grupos de vapor, tres de los cuales se utilizaban además para potabilizar el agua del mar, tres turbinas de gas y cinco grupos de diésel.
El primer grupo se inauguró en Jinámar en el año 1972, el segundo y tercer grupo en 1975 y 1978, respectivamente y el cuarto y quinto entraron en funcionamiento en 1982 y 1984. «Es un hecho que el paisaje de esta zona de la isla ha ido cambiando, y en unas semanas solo quedará aquí la torre más alta, la de 176 metros», añadió Varela.