Prevista a 45 kilómetros de distancia de la costa de Bélgica, la isla Princess Elisabeth va cogiendo forma. La llaman isla por su forma y situación en medio del mar, aunque, en realidad, se trata de un gran centro de transformadores de parques eólicos que un proyecto europeo pretende convertir en una construcción amable con el océano. Lo que será, una vez terminada, es la mayor infraestructura civil construida en alta mar en Europa. Y lo que tendrá, más pronto que tarde, es huella catalana. La empresa Ocean Ecostructures ha ganado el contrato para ser quien instale 500 placas de arrecife artificial en la parte submarina de la estructura con el objetivo de regenerar el ecosistema del lugar.

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