En busca de la segunda final de su historia batallarán Países Bajos e Inglaterra en Dortmund. Los neerlandeses ganaron la primera y los británicos perdieron la suya. Antigua aquella (1988) y fresca esta (2020, jugada en 2021), permanecen dos testigos cualificados que podrán explicar a sus muchachos la dimensión del reto que afrontan esta noche (21 h.).
Ronald Koeman era uno de los componentes de la entonces denominada Holanda que logró el único título internacional de su palmarés en la final ante la conocida por Unión Soviética. Marcó un gol en la semifinal, de penalti, que inició la remontada del marcador ante Alemania y que completó Marco van Basten (2-1). El ahora seleccionador está complacido de que Países Bajos juegue este miércoles en Dortmund, “en uno de los estadios más hermosos y más cercanos de nuestro país” [a 180 kilómetros] y que aumentará el colorido naranja de las gradas.
No pudo conocer el estadio este martes. No lo conocía de antes. Un «bloqueo en la vía del tren» impidió el traslado de la expedición por vía férrea entre Wolfsburgo y Dortmund, con lo que el desplazamiento se produjo más tarde y en avión. Antes de partir deseaba reivindicar el «enorme orgullo» del «país pequeño» tras haber llegado a la misma estancia que potencias como Inglaterra, Francia y España, no sin dar por terminado el trabajo en Alemania.
Gareth Southgate también fue jugador, es entrenador y no ha conquistado ningún título. Se le escapó de las manos el de la Eurocopa 1996 al perder la semifinal frente a Alemania (él falló el último penalti) y el de 2020 al caer en la final por penaltis ante Italia. Las dos en Wembley.
Suficiente amargura ha vivido el técnico como para no ponerse a bailar con los futbolistas tras eliminar a Suiza en cuartos. “Si no puedo disfrutar de este momento, es una pérdida de tiempo”, reaccionó en Düsseldorf. Cuando las críticas se vuelven «tan personales como lo han sido en las últimas semanas, es difícil aguantar a nivel humano», dijo, antes de bromear sobre el retraso neerlandés antes del próximo duelo: «Estoy seguro de que van a cenar. No jugamos hasta las nueve de mañana, no veo que haya a tener mucho impacto».
Sin facturas
Sentado en la sala de prensa del Westfalenstadion, nadie se mostró insolente o duro con el técnico que ha llevado a Inglaterra a la tercera semifinal de los últimos cuatro torneos. Tampoco Southgate aprovechó la plataforma para reivindicarse. Atribuyó «la presión» y «el ruido» que ha acompañado al equipo a «las altas expectativas» que generaba por la plantilla que gestiona. Expectativas cumplidas en los resultados, no en el juego. Las críticas pueden rebrotar si llega la derrota en la semifinal con el descontento latente que existe, por más que los futbolistas hayan hecho una piña con el técnico.
«Los jugadores le amamos, es exactamente lo que necesitamos. Nos permite salir al campo y dar lo mejor de nosotros», afirmó el lunes Luke Shaw, que disputó los primeros minutos. El lateral izquierdo está agradecido a Southgate porque le convocó pese a la lesión, más larga de lo esperado. Shaw o Trippier es la disyuntiva que debe despejar Southgate. No quiso hacerlo en público.
A Koeman no le preguntaron por la alineación en una entrevista grabada antes de tomar el avión. Los 26 están a punto. No contemplaba un cambio de central y que Matthijs de Ligt sustituya a Stefan de Vrij para controlar a Harry Kane, compañeros suyo en el Bayern.
«Hay mucha presión, pero cada uno la maneja a su manera, los hay quienes la utilizan para motivarse»
Caminos pedregosos
«Juegue quien juegue, será un partido duro», resumió Kane, tras elogiar a De Ligt y recordar los duelos que mantuvo con Van Dijk mientras coincidieron en la Premier. «Hay mucha presión, pero cada uno la maneja a su manera, los hay quienes la utilizan para motivarse», explicó Kane, que no ha tenido que ejercer una labor especial pese a la gran cantidad de jóvenes que han irrumpido en la selección.
Las dos selecciones han transitado por un camino pedregoso, con tropezones que por fortuna para ellos no ha sido irreparable. Países Bajos perdió con Austria y esa derrota que la relegó al tercer puesto del grupo, en cambio, la condujo por el trayecto más asequible (Rumanía y Turquía) pese a que su último rival le exigió hasta la extenuación.
De Inglaterra ya se ha dicho todo lo malo que se podía escribir, con ausencia de juego y presencia de resultados que pendieron, al final, del error ajeno de Manuel Akanji en la tanda de penaltis frente a Suiza tras haber sufrido una agonía con Eslovaquia para empatar en el tiempo añadido y vencer en la prórroga. Ninguna queja tienen tampoco de los adversarios de las eliminatorias.