Cuando la princesa Kate desapareció de la vida pública solo hicieron falta tres meses para que las redes sociales se volvieran locas con teorías de la conspiración. En el caso de Salma de Marruecos, las especulaciones llevan años circulando y protagonizando titulares. Es una historia de terror que se repite, se replica incluso, de una a otra familia real. Sin importar de dónde sea.

A diferencia de las novelas de misterio, donde el culpable es siempre el mayordomo, en estas teorías de la conspiración el señalado es el marido. Que, además, es el jefe de una casa real. Las especulaciones sobre Kate señalaban a una infidelidad del príncipe Guillermo y a la manipulación de los Windsor para placar el protagonismo de la princesa.

El príncipe Alberto de Mónaco junto a su mujer, Charlene. | Europa Press

Encerradas vivas

En la película de Charlene, a quien se ha llamado siempre la princesa triste, se habla de un contrato millonario firmado que fuerza a la sudafricana a perder su libertad. Esa por la que luchó (siempre supuestamente) cuando se pasó seis meses en su país con problemas en el oído mientras en el palacio monegasco ganaba Nicole Coste, la ex del príncipe Alberto. A su vuelta a Europa se informó de que estaba en un centro de lujo suizo que trata adicciones, agotamiento, depresión y otras dolencias. Pero algunos medios han publicado que su vuelta a la vida pública fue mediante un acuerdo de 12 millones de euros al año.

En Japón la presión pudo con Masako, la mujer del actual emperador. Había estudiado en Harvard y hablaba cinco idiomas, por lo que prometía una renovación necesaria de la Casa Imperial japonesa. Pero cuando se casó en 1993 su vida se acabó.

El emperador Naruhito con su mujer, Masako, en su visita a Reino Unido.
El emperador Naruhito con su mujer, Masako, en su visita a Reino Unido. | Europa Press

Le prohibieron acudir a viajes al extranjero y su vida se redujo a intentar gestar a un heredero varón, uno que nunca llegó. En el país asiático las mujeres no pueden acceder al trono y Ni Aiko, su hija nacida en 2001, ni Mako, su sobrina, podrían asumir la responsabilidad. La Casa Imperial del Crisantemo admitió hace años que su princesa sufría ansiedad y depresión, de la que con los años ha encontrado cierto alivio. Sin embargo, aún se aprecia en su rostro cierta tristeza.

Aún más peligrosa y terrorífica es la de Haya de Jordania y el emir de Dubái, que se casaron a principios de los años 2000. La hermana del rey de Jordania huyó de Dubái con sus dos hijos acusando al que era su marido de maltrato y de querer casar a los niños. El monarca jordano le dio un puesto en la embajada de Londres, lo que le garantizaba inmunidad en una jugada maestra que dejaba sin opciones al emiratí. En 2021 el Tribunal Supremo de Reino Unido concluyó el divorcio entre ambos con un acuerdo de 650 millones y la custodia de los niños para la hermana del rey de Jordania. Cinco años después de su huida, este mes de abril se ha vuelto a dejar ver visiblemente recuperada, sonriente y más tranquila.

La historia de Lalla Salma recuerda a Diana de Gales

Aunque el caso de Lalla Salma sea de los menos virales, su historia recuerda a la de Diana de Gales. Tras su boda con Mohammed en 2002 se convirtió en Lalla, que quiere decir princesa. Era la primera vez que una mujer del rey llevaba ese título en el país norteafricano. Esta modernidad gustó mucho en determinados sectores de la comunidad marroquí, que la calificaban como «la princesa del pueblo» o la «cenicienta de Makhzen«, una manera coloquial de decir Marruecos. Por tanto, cuando fue apartada de la familia real se produjo el mismo descontento que se vivió en Reino Unido.

Y con el descontento, las teorías. «Durante un tiempo era difícil contactar con ella por teléfono«, aseguran desde el medio francés Paris Match. Fue entonces cuando comenzaron las especulaciones de que la princesa y madre del heredero de Marruecos estaba desaparecida, encerrada contra su voluntad o incluso muerta. Lalla Salma se separó de Mohammed VI en 2017, y en marzo de 2018 llegó la noticia del divorcio, aunque no se confirmó oficialmente hasta un año más tarde.

Su último acto oficial había sido en diciembre de 2017 en Rabat pero, desde entonces, nada más. Ese primer verano de 2018 ciertas informaciones la situaban en el mar Adriático y poco después en la Costa Azul, pero no había fotos. En abril de 2019 se publicó que había sido vista en un restaurante de Marrakech con su hija, Lalla Khadija. Pero, de nuevo, sin imágenes.

Grecia y su paraíso privado

Las apariciones donde sí se han tomado documentos gráficos de su presencia son contadas. Por eso, cuando este fin de semana se ha publicado un vídeo de sus vacaciones en Mikonos, acompañada de sus hijos, los medios internacionales se han hecho eco en masa.

Según desvela Mykonos Live TV, que es el medio que ha compartido el vídeo, la exmujer de Mohammed VI llegó a bordo de un avión comercial, y no un jet privado, con un gran despliegue de seguridad. Al parecer, la princesa habría comprado una villa «ultralujosa» en la isla de Kea, en las Cícladas, y es ahí donde pasarían sus vacaciones desde 2017.

Pero no es ahí donde pasa el resto del año, su residencia está, supuestamente, establecida en Rabat. Es en esta ciudad donde estudia su hijo, Mulay Hasán, en una de las universidades más prestigiosas de Marruecos. Al parecer, contra los deseos de los consejeros de su padre. Mientras tanto, el rey pasa la mayor parte de su tiempo en París, alejado de su trono.

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