Apenas han trascurrido los primeros 8 días de la presidencia rotatoria húngara del Consejo de la UE, que se prolongará hasta el 31 de diciembre, pero Bruselas y el resto de capitales están ya al borde de un ataque de nervios.

El primer ministro Viktor Orbán ha aprovechado la visibilidad que le ofrece esta plataforma para crear caos y confusión en una serie de visitas sorpresa a Kiev, Moscú y Pekín (que se esforzó por ocultar a los demás socios) en las que ha defendido posiciones contrarias a la línea oficial europea. La próxima parada de esta autodenominada «misión de paz» es Washington y Orbán no ha aclarado si se reunirá con su principal aliado estadounidense, Donald Trump, otro anatema en Bruselas.

En paralelo, el primer ministro húngaro ha promovido la creación de un nuevo grupo de derecha radical, denominado Patriotas por Europa. Una facción que se crea «contra la estructura antidemocrática de la UE» y «contra las decisiones de los burócratas de Bruselas que dividen a los Estados miembros», ha explicado la vicepresidenta del grupo y eurodiputada de Fidesz, Kinga Gál, durante la presentación este lunes en Bruselas. Patriotas por Europa (en el que también están los eurodiputados de Marine Le Pen y los de Vox) se convierte en el tercer mayor grupo de la Eurocámara, con 84 parlamentarios de 12 países diferentes.

«En las capitales existe una creciente preocupación por el papel que se atribuye el señor Orbán en la llamada ‘misión de paz’, cuando debería quedar claro que sólo representa a su propio país. En cambio, ha dejado intencionadamente mucha ambigüedad, al mostrar, por ejemplo, el logo de la presidencia en sus comunicaciones», se lamenta un diplomático europeo. 

[La UE desautoriza a Orbán: «No tiene ningún mandato para negociar con Putin»]

«Las tensiones son altas después de sólo 8 días de presidencia y se espera que sean aún mayores a medida que nos acerquemos al Consejo de Asuntos Exteriores del 22 de julio. Hungría sigue bloqueando 6.600 millones de ayuda militar para Ucrania del Fondo Europeo para la Paz, que sí cuentan con el visto bueno de los otros 26 Estados miembros», relata el diplomático.

Los embajadores de los Estados miembros ante la UE tienen previsto aprovechar su reunión de este miércoles para pedir explicaciones a Hungría por ‘secuestrar’ la presidencia con el objetivo último de socavar la unidad europea. Anticipándose a las críticas, el representante húngaro ya ha solicitado introducir en la agenda un punto de información para comunicar al resto de socios los resultados de las visitas de Orbán.

Desde su visita a Putin en Moscú el pasado viernes, tanto el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, como la jefa de la Comisión, Ursula von der Leyen, y el Alto Representante para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se han esforzado en dejar claro que Orbán no tiene ningún mandato para negociar sobre Ucrania. El hecho de ostentar la presidencia de turno del Consejo de la UE no le otorga ninguna representación en materia de política exterior, que corresponde exclusivamente a Borrell y a Michel.

Sin embargo, tanto Vladímir Putin como Xi Jinping sí han puesto el énfasis, en sus comparecencias conjuntas con Orbán, en que Hungría ocupa la presidencia de la UE. «Esperamos que Hungría, como presidencia rotatoria de la UE, desempeñe un papel activo en la promoción del desarrollo sano y estable de las relaciones China-UE y el logro de una interacción positiva», le ha dicho Xi al primer ministro húngaro. 

En su visita a Pekín, Orbán ha elogiado los esfuerzos de China para lograr la paz en Ucrania, pese a que la UE denuncia que en realidad Xi está prestando un apoyo indirecto a Putin. El presidente chino ha defendido este lunes «un alto el fuego lo antes posible y una solución política a la crisis».

«La guerra no cae del cielo. La guerra es el resultado de la decisión de ciertas personas. Por eso necesitamos reunirnos con estos líderes mundiales. ¿Cómo lo están haciendo China, Estados Unidos y la UE? China tiene un plan de paz. Estados Unidos tiene una política de guerra. Y Europa simplemente está copiando la posición de Estados Unidos», sostiene el primer ministro húngaro en una entrevista al diario alemán Welt.

Más allá de desautorizarle a cada paso, la UE se ve impotente para detener a Orbán. Pese a los avisos de la Eurocámara, no se hizo nada para impedir que Hungría ocupara la presidencia semestral de la UE (tampoco está claro que hubiera base legal para hacerlo). El Gobierno de Budapest ya está sujeto a un expediente sancionador por poner en riesgo el Estado de derecho y Bruselas le ha congelado alrededor de 21.000 millones de euros por su deriva autoritaria. Pero no existe ningún mecanismo para expulsar a un Estado miembro de la UE si no pide su salida.

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