Cuenta atrás para el inicio de la temporada de resultados en EEUU. El pistoletazo de salida lo darán, oficialmente, los grandes bancos este viernes, y es que entidades como JP Morgan, Citigroup o BNY Mellon darán a conocer sus cuentas del segundo trimestre. ¿Y qué es lo que espera el mercado? Pues hay un creciente optimismo, hasta el punto de que algunos expertos ya pronostican un aumento de los beneficios empresariales no solo en 2024, sino también en años posteriores.

«El panorama parece estar mejorando aún más para los beneficios empresariales, lo que es un buen augurio para los inversores de renta variable, ya que el crecimiento de los beneficios es uno de los principales factores impulsores de rentabilidad«, dicen los estrategas de Capital Group.

De hecho, apuntan que los beneficios de las compañías que conforman el índice S&P 500 podrían crecer más del 10% en la segunda mitad del año, con una aceleración aún mayor en 2025. «Las condiciones subyacentes parecen apuntar a un sólido crecimiento de los ingresos y unos márgenes estables», explica Jared Franz, economista de la gestora americana.

Es más, se muestra tajante: «Creo que este año el crecimiento de los beneficios empresariales en Estados Unidos podría situarse entre el 10% y el 15%«.

Y desde la gestora comentan también que las valoraciones del mercado de renta variable «no parecen excesivamente elevadas, ni siquiera tras el fuerte repunte de los mercados». Sobre Europa, los expertos de la firma destacan que se prevé un crecimiento de los beneficios empresariales inferior al de EEUU, aunque «aún en territorio positivo», mientras que en los mercados emergentes Capital Group anticipa un «fuerte repunte de los beneficios tras la caída registrada en 2023».

«Incluso en China, que se ha visto especialmente afectada por la ralentización de su economía, se empiezan a ver indicios de un cambio de tendencia en algunos sectores», apuntan los analistas de la gestora.

Aunque avisan: «Estas perspectivas tan favorables se enfrentan también al riesgo de que la inflación se estanque, los precios del petróleo se disparen, las tensiones geopolíticas intensifiquen las guerras comerciales o se produzca cualquier otra circunstancia inesperada» que pueda acabar por afectar a las empresas y, por ende, a los beneficios.

LOS RIESGOS ACECHAN EN EEUU

Por su parte, Russ Mould, director de inversiones de AJ Bell, afirma que la temporada de resultados del segundo trimestre «está a la vuelta de la esquina» y los inversores «buscarán comentarios optimistas, sorpresas positivas en materia de resultados y perspectivas optimistas para la segunda mitad del año que ayuden a los principales índices bursátiles estadounidenses a alcanzar nuevos máximos históricos».

Unas buenas noticias que, a su juicio, «pueden ser necesarias», ya que las estimaciones de beneficios del consenso para el S&P 500 en el segundo trimestre de 2024, y para este año en general, «son un 2% inferiores a las de hace un año, aunque el índice haya subido un 25% en ese periodo, y semejante revalorización no puede durar eternamente».

Según Mould, el hecho de que el índice americano haya «forjado fuertes ganancias incluso cuando las estimaciones de beneficios han caído a cuentagotas» ha resultado en un múltiplo de beneficios futuros de 23 veces para 2024. Según FactSet, esto contrasta con una media de cinco años de 17,2 veces y una media de diez años de 15,5 veces. «Así que, en teoría, o las estimaciones de beneficios se mueven o el S&P 500 podría empezar a quedarse sin fuelle, lastrado por el peso de las expectativas en forma de una valoración premium», remarca.

El analista de la firma británica añade que hasta ahora «la buena noticia es que la economía estadounidense sigue desafiando una curva de rendimientos invertida y sigue creciendo, para proporcionar un valioso apoyo a esas previsiones de beneficios», pero la situación podría cambiar en cualquier momento.

«Aunque los valores del S&P 500 son multinacionales globales, cualquier desaceleración acusada de la actividad estadounidense podría tener un impacto negativo, aunque los analistas mantienen la esperanza de que la IA y todos sus efectos indirectos puedan apoyar e impulsar los beneficios empresariales», expone Mould.

Y los últimos datos que se han conocido, como el PMI, no auguran nada bueno de cara al segundo semestre, ya que apuntan a una desaceleración, o incluso a una contracción. «Curiosamente, los PMI mundiales parecen más alentadores que sus equivalentes estadounidenses», y si el resto del mundo muestra un mejor impulso que EEUU, «esto representaría un cambio importante en comparación con los últimos años».

«De nuevo, podría ser una razón para que los inversores del mercado de valores consideren si la renta variable de EEUU realmente debería cotizar con una prima tan enorme con respecto a los mercados de valores de Europa y el Reino Unido, que cotizan a cerca de 13 veces y 11 veces los beneficios futuros, incluso teniendo en cuenta las diferentes combinaciones de sectores y exposiciones», concluye.

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