“Vaya dos tontos, muy tontos, cómo me han hecho llorar esos dos, pero que felicidad tan grande para toda la familia. Que orgullosa estoy de ellos dos. Cómo se quieren y cómo lo comparten todo. Al final, yo, que veo las carreras sola, sola, me he pasado las tres últimas vueltas gritando ¡Àlex, déjalo pasar, que esos cuatro puntos igual son vitales para el Mundial! Estoy segura que Àlex le ha dejado pasar. Solo quiero que disfruten el momento, después de tanto sacrificio y, a veces, sufrimiento, sobre todo Marc. ¡Cómo los quiero!”.
Mamá Roser Alentà, que vive (casi) escondida, en silencio, la felicidad, los triunfos, los sustos, las lesiones y las operaciones de Marc (31 años, Cervera, Lleida, 17 de marzo de 1993) y Àlex (28 años, 23 de abril de 1996), reconoce que el de ayer fue “uno de los días más felices de la familia Márquez Alentà. Ellos también soñaban con ese instante, lo sé, pese a que no me lo habían contado”.
Marc y Àlex, en efecto, estaban ayer (y hoy) eufóricos. “Nos vamos de vacaciones felices, muy felices”, coincidieron ambos. “Yo creo que no se puede pedir más”, relataba Àlex. “Bueno, sí, el próximo día: primero y segundo. No, en serio, creo que ha sido una auténtica sorpresa, tanto para mí como para Marc, pues él, sí, tenía algo más que yo, sobre todo en este circuito, pero salía desde la quinta fila”.
Que viene Marc
El pequeño de la saga reconoció que cambió (casi) toda la moto para la carrera. Y acertaron. “No siempre sale bien. Bueno, casi nunca sale bien”. Respecto al sufrimiento en la carrera y, muy especialmente, a la llegada de Marc a su colin, Àlex reconoce que “creía que estaba mucho más atrás, que se estaba peleándose, como así era, con Morbidelli y Bastianini, así que cuando oí su motor, pensé ‘vaya, ahora tendremos que pelearnos por el podio’. Pero, de pronto, se ha caído Martín, ¡uf!, y he respirado un montón. Me ha adelantado porque, ya digo, tenía algo más que yo y hemos hecho las dos últimas vueltas sin forzar”.
«Llevo la vida soñando con este momento, subirme a un podio de MotoGP junto a Marc. Hubiese cambiado este instante por mis 42 podios anteriores en el Mundial. Ahora solo queda repetirlo, siendo primero y segundo»
Cuando les preguntas cómo se siente la familia, los dos afirman que “hemos tenido mucha suerte en esta vida, somos muy afortunados, unos privilegiados, pues los papás se han sacrificado mucho, mucho, por nosotros y, afortunadamente, hemos podido vivir días muy parecidos a este, coincidiendo en el podio, ganando el mismo domingo en distintas categorías y ¡hasta conquistando títulos el mismo año! Pero esto de hoy (por ayer) es, para mí, lo más grande”, señala Àlex, que añade: “No me escondo, puedo decirlo: hubiese cambiado mis 42 podios anteriores (15, en Moto3; 23, en Moto2 y 4 en MotoGP) por este. Era el sueño de mi vida y ya lo he cumplido. ¿Podemos repetirlo? No sé. ¿Podemos acabar un día, primero y segundo? No sé, pero ya tengo lo que quería”.
Marc y Àlex han repetido, 27 años después, la proeza, la gesta, el récord, que establecieron, en el circuito Enzo y Dino Ferrari, de Imola (Italia), uno de los grandes templos de la velocidad, los hermanos japoneses Nobuatsu y Takuma Aoki, que escoltaron en el podio de 500cc, del Gran Premio de Italia, al australiano Mick Doohan.
Junto a Àlex, estaba Marc, que asistía silencioso pero con una amplia sonrisa en su rostro, la suya, la de siempre, a la charla con su hermano. Firmaba debajo de todo lo que oía. Después, reconoció haber disfrutado mucho, “muchísimo”. “Los ‘fisios’ y el doctor Ángel Charte han hecho un trabajo impresionante. Yo me he levantado mejor que el sábado y el doctor me ha proporcionado el cóctel de calmantes más bestia….dentro del límite, de la legalidad. Cuando Morbidelli me ha golpeado la moto, se ha roto la cúpula de plástico, se ha disparado el ‘airbag’, que me ha apretado el cuerpo y las costillas doloridas, pero ya había decidido que iba a apurar a saco, pasara lo que pasara”.
«Me encanta esa sonrisa que tienen, con un puntito de complicidad. Todos estamos muy orgullosos de ellos dos, porque se han ayudado toda la vida, sobre todo en los momentos difíciles, duros, que han sido muchos»
Marc cuenta que, en el último tercio de carrera, cuando le iba restando decimas de segundo a Àlex, temía tener que jugarse el podio, el tercer escalón del ‘cajón’ con su hermano, pues Jorge Martín y ‘Pecco’ Bagnaia era claros primero y segundo. No había dudas. “Y, encima, estaba claro que tenía que adelantarle, en la última vuelta y en la curva de entrada a meta, pues es el sitio ideal para adelantar en Sachsenring”.
Y, sí, Marc también reconoce que cuando Martín se fue al suelo “respire tranquilo; lo siento por Jorge, pero me quitó un peso de encima”. Luego, le fue fácil superar a Àlex y vivir, serenamente, casi mirándose, las dos últimas vueltas. Por supuesto que, para Marc, este domingo es uno de los más felices de su brillante carrera deportiva. “Un domingo inolvidable. Compartir el podio de MotoGP con tu hermano sabe a victoria; no, no, sabe mucho más que una victoria. No lo hubiese cambiado por un triunfo, no, antes de empezar la carrera”.
Y el ocho veces campeón del mundo añade, con la voz tomada, entrecortada: “No creo que exista nada comparable, nada más grande, que compartir un podio, de la máxima categoría, con tu hermano. Era un sueño que, de momento, veíamos inalcanzable. Bueno, tal vez un día en agua, pero nunca en seco y a este ritmo trepidante que se ha corrido aquí, en Alemania, pues ha sido una carrera 12 segundos más rápida que la del año pasado. Pero, mira, ya hemos cumplido ese sueño”.
«De ninguna manera, que va, que va, hubiera cambiado este podio con Àlex por una victoria. Es un premio enorme para Àlex, que ha tenido que superar la presión, toda la vida, de ser el hermano de…¡estoy orgullosísimo de él!»
Cuando le preguntas a Marc si está más contento por él, que por su hermano, vuelve a ser tremendamente sincero: “Te voy a decir una cosa: Àlex ha hecho mucho más por mí, que yo por él. Àlex ha estado siempre, siempre, a mi lado, especialmente durante estos últimos cuatro años, que han sido durísimos. Y, no solo eso, Àlex ha tenido que soportar ser el hermano de…hasta que se ha convertido en Àlex Márquez Alentà y, para mí, eso tiene muchísimo mérito. Ha sabido darle la vuelta a esa presión. Se ha creado un nombre, una plaza en la parrilla de MotoGP, repleta de campeones como él y, ahora, acaba de renovar dos años más con Gresini y eso le proporcionará tranquilidad”.
–¿Ha sido el mayor subidón de la temporada?
–No, no, que va, ha sido algo muy grande, que intentaremos repetir por difícil que sea. La verdad es que este año llevo varios subidones. Me ves mucho más sereno ¿verdad? He cumplido el plan que me había trazado para esta temporada, ya soy piloto del equipo oficial de Ducati la próxima temporada. Soy feliz, muy feliz y veo muy feliz a la gente que me rodea. Repito, estos últimos cuatro años han sido muy duros, nadie puede imaginárselos y he aprendido que, en la vida, lo malo llega solo y lo bueno hay que lucharlo, perseguirlo y, cuando llega, disfrutarlo con los tuyos. Y en eso estamos.
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