Las trabajadoras de una residencia de mayores de la Comunidad de Madrid -la gran mayoría de ellas son mujeres- llegan a las ocho de la mañana para iniciar su jornada. Lo primero que les dan al entrar en el recinto es una ruta de trabajo donde tienen asignado el número de residentes que van a atender. Son 14 por persona. Les toca despertarlos, ducharlos, secarlos, hidratarlos, vestirlos y llevarlos al salón para que desayunen. Todo ello en dos horas. Algunos tienen una dependencia de grado I, otros II y otros III, es decir, necesitan mucha ayuda. Pero de media solo les pueden dedicar unos 12 minutos a cada uno. Porque rara vez se cumple el ratio: hay compañeras que libran y otras que están de baja o de permiso, así que normalmente atienden a más personas, lo que reduce todavía más ese tiempo. Por eso, un nuevo informe pide ahora doblar las ratios de presencia física y triplicar la de personal equivalente ante una situación que consideran «desastrosa».
Se trata de un trabajo elaborado por UGT Madrid, CCOO Madrid, la Plataforma por la Dignidad de las Personas Mayores en Residencias (Pladigmare) y la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), que ha sido presentado este lunes, y que ha contado con la participación de más de 700 trabajadores y trabajadores.
Aunque aseguran que la «falta de transparencia de la Comunidad de Madrid» les ha imposibilitado conocer el número real de trabajadores y trabajadoras que actualmente ejercen en las residencias, con los ratios aportados por la propia Comunidad habría unas 8.820 personas trabajadoras para atender a las 20.123 plazas (públicas y con financiación pública) que hay.
Sin embargo, estas organizaciones creen que debería ser de 15.773, casi el doble de la actual. «La dejadez de la Comunidad es tal, que es conocedora de que en las residencias privadas se están aplicando los ratios establecidos en 1990. Para las públicas es un poco superior, pero muy insuficiente también», añaden.
Ratios escasos
Para calcular las ratios de personal en la Comunidad de Madrid, han considerado los turnos de trabajo que, de forma generalizada, están establecidos: mañana (7,5 h.); tarde (7,5 h.) y noche (9 h.), así como la jornada anual establecida en el VIII Convenio Colectivo del sector para el año 2025 (1.772 horas).
Así, han visto que por las mañanas se necesitan unas 37 gerocultoras o auxiliares de Enfermería por cada 100 residentes. Cada una de ellas tendría unos 20 minutos para levantar, duchar y vestir a un residente colaborador; 30 a uno no colaborador; y entre 30 y 35 minutos a uno conductual. «¿Pero quién puede dedicar menos de 20 minutos en levantar y asear a una persona mayor?», se ha preguntado Miguel Vázquez, presidente de Pladigmare. Y eso, colaborando. Por su parte, la ratio total de presencia física diaria en las tardes y noches es de 34 y 12 personas, respectivamente.
«Es totalmente imposible que con esas ratios se tengan los tiempo mínimos imprescindibles para tratar a una persona con un mínimo de dignidad», ha añadido Vázquez.
Para garantizar esa presencia física, el informe resalta que hay que disponer de una plantilla superior que permita cubrir las ausencias establecidas legalmente (vacaciones, descansos semanales, fiestas…). Según sus cálculos, se necesitarían 57 gerocultoras por la mañana, 53 de tarde y 22 de noche por cada 100 residentes. Es decir, prácticamente el doble.
Aunque esto, teniendo en cuenta que las trabajadoras de las residencias enfrentan condiciones laborales difíciles, con salarios que suelen rondar «los 1.000 euros para una jornada laboral completa», no es fácil.
Medidas necesarias
Recuerdan además que hay profesionales de 67 años levantando a residentes de 65, con todo lo que eso conlleva. Manuel Rodríguez, secretario de Políticas Sociales y Diversidad de CCOO de Madrid, ha señalado que es preciso «intervenir de manera urgente» ante la «sobrecarga brutal de trabajo» que tienen, y Laura Muñoz, portavoz de Servicios Sociales y Sector Público de UGT Madrid, ha pedido «hacer un sector atractivo».
Entre las medidas necesarias para mejorar este panorama, el informe también pide que al menos el 80% de los empleos sean indefinidos y a jornada completa. Creen que las jornadas parciales, como mínimo, deberían ser del 66% de la jornada ordinaria.
Además, piden formación permanente, adecuada y para todas las categorías; y el cumplimiento de las medidas preventivas y de seguridad y salud en el trabajo, en particular el uso de ayudas técnicas.
También piden que las inspecciones sean sin preaviso y que haya sanciones ejemplares que se hagan públicas, y la participación de las personas trabajadoras y las familias en la elaboración de los protocolos, así como una coordinación sociosanitaria con el sistema de salud que incluya a Atención Primaria y hospitalaria.
Mayoría de gestión privada
A día de hoy, en la Comunidad de Madrid viven cerca de 1.300.000 personas mayores de 65 años. Entre este grupo, 264.000 madrileños y madrileñas tienen 80 años o más. Para atender sus necesidades de atención residencial, hay una red de 507 residencias de mayores en la comunidad con unas 55.300 plazas, de las cuales 6.846 son de gestión pública distribuidas en 34 residencias (25 de la Comunidad y nueve de diferentes municipios). Es decir, menos del siete por ciento. El resto son de gestión privada. Por todo, el informe pide que el criterio económico no sea determinante para la adjudicación.