«Miren la persecución judicial que sufre nuestro amigo Jair Bolsonaro». El presidente argentino Javier Milei reincidió en el ejercicio de la provocación política al hacer una defensa del expresidente, cercado por varias causas judiciales, y, a la vez, deslizar en Brasil una velada alusión a su colega Luiz Inacio Lula da Silva que puede empeorar el curso de las relaciones bilaterales. El ultraderechista fue la estrella de la cumbre de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) que se realizó en el balneario de Camboriú, en el sur brasileño. Los medios de prensa de ambos países estaban pendientes de lo que iba a decir el anarco capitalista. Milei no pudo contener por completo su genio. Si bien no fue tan explícito como cuando subió la apuesta en Madrid de su disputa con el Gobierno español y, en especial, Pedro Sánchez, tampoco se privó de prolongar de un modo velado su pelea con Lula. «En nombre de la Justicia le quitaron a unos para darles a otros, que casualmente son sus hijos o sus amigos», dijo. «Vean cómo viven los hijos de algunos de los de su propio país. Son todos multimillonarios que viven como si hubieran inventado a Google». Se aguarda con expectación la eventual respuesta del Gobierno del Partido de los Trabajadores (PT).

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