Luis de la Fuente tiene un principio que define su estilo de liderazgo en esta selección. “Lo primero es la persona, muy por encima del futbolista o del deportista”. Y esa ‘buenismo’ se traduce en la decisión más transversal en este equipo, la elección de su capitán. Álvaro Morata no es un capitán al uso, uno de esos a la antigua usanza que intimida. Álvaro se ha ganado a los compañeros por su dedicación, su sensibilidad y su generosidad con todos. Está pendiente de que todos estén bien, que a nadie le falte de nada. Y ese trato con los compañeros y esa predisposición hacen que para el seleccionador, “sea el capitán perfecto”.
Pero más allá de esa actitud intachable para hacer grupo, el delantero del Atlético de Madrid se ha caracterizado en esta Eurocopa por realizar declaraciones altisonantes e inoportunas que han alterado la tranquilidad monacal que reina en Donaueschingen.
Se desdice sobre su futuro
Primero se pronunció sobre su futuro y las nombres que sonaban como refuerzos para la delantera del equipo de Simeone: “Si el Atleti quiere fichar a ocho delanteros, me imagino que no soy la prioridad del club”. Declaraciones que además se vieron embarradas por las noticias de su posible marcha a Arabia para enrolarse en el Al Qadisiyah, el club que ha fichado a Nacho y que entrenado por el exmadridsta Míchel. Finalmente Morata reculó y colgó en las redes un mensaje en el que contradecía las declaraciones que abren este párrafo. “No puedo imaginar lo que tiene que ser ganar con esta camiseta y no voy a parar hasta conseguirlo”, escribió el delantero citando al Atlético.
Durante todo el mes, en el que Morata ha jugado cuatro partidos como titular anotando un solo gol, el primer de España en esta Eurocopa (ante Croacia), ha surgido como debate recurrente si el madrileño está infravalorado o se le maltrata por parte de la afición, que le pitó en el Bernabéu, y de la prensa.
Los éxitos del equipo habían apagado el ruido alrededor de Morata, hasta que el capitán ha vuelto a echar gasolina al fuego. En una entrevista al diario El Mundo, el capitán de la selección se destapaba a poco más de 24 horas de jugar una semifinal de Eurocopa ante Francia con unas declaraciones incendiarias en las que afirmaba: “Es probable que deje la selección tras la Eurocopa; en España no hay respeto por nada ni por nadie”. Más allá del mensaje, que vuelve a plantear su futuro en la Roja, el capitán ha vuelto a demostrar que tiene el don de la inoportunidad. Mientras De la Fuente se paseaba por las emisoras de radio aportando su normalidad y naturalidad antes del choque ante los galos, su capitán ha vuelto a provocar otro incendio sin sentido que hoy le obligará a responder a preguntas sobre ello en la rueda de prensa previa a la semifinal.
El grupo, molesto
El grupo siempre ha respaldado al capitán y le ha protegido de las críticas que ha recibido o de los pitos de la grada. Así, todos sus compañeros han condenado los silbidos que recibió en el Bernabéu ante Brasil, especialmente por tratarse de Morata, “el capitán ejemplar”. Pero esta vez hay varios jugadores que no han entendido a qué vienen estas declaraciones justo en este momento. Una polémica generada por el propio Morata que salpica a la tranquilidad de un grupo que siempre trata de aislarse y no opinar sobre la situación personal de sus miembros.
Morata ha priorizado su pelea particular al interés general del grupo provocando un ruido que llega en el peor momento. España está a dos pasos de conquistar la Eurocopa, con un ambiente inmejorable en el grupo, con los técnicos y hasta con la prensa. Hacía mucho tiempo que no se respiraba tanta “tranquilidad mediática” en la concentración de la selección. Algo de lo que hay un único culpable: Luis de la Fuente. El seleccionador se ha preocupado por normalizar una relación que quedó abrasada por la posición frontal que mantenía el anterior seleccionador, Luis Enrique, con los periodistas.
El de Haro ha sembrado la normalidad y el ambiente se ha destensado hasta el punto de ganarse el respeto de los mismos que criticaban su falta de liderazgo y talla deportiva. Pero esto de Morata es un misil en la línea de flotación del equipo, una bravata inoportuna que hace daño generando una polémica a 24 horas del partido más importante de la selección desde 2012. A Álvaro le está quedando grande la gestión de la capitanía de puertas hacia afuera, por mucho que de puertas para adentro todos coincidan en su excelente desempeño.