El empresario Juan Miguel Villar Mir (Madrid, 1931) ha fallecido este sábado. Fundador del grupo industrial y empresarial que lleva sus apellidos, fue vicepresidente tercero del Gobierno para Asuntos Económicos y ministro de Hacienda con Carlos Arias Navarro. El primer Ejecutivo formado tras la muerte de Francisco Franco.
Eran momentos convulsos ante el cambio político que se avecinaba, pero también por la presión de la evolución económica. La crisis del petróleo había provocado un aumento de la inflación, que no frenaba (entre otras cosas) por la falta de políticas estructurales, pero también por la evolución de los salarios.
Trató entonces de hacer una política de ajuste, previa a los Pactos de La Moncloa, que no fue bien recibida por la sociedad. Muestra de ello es que en las protestas sociales que se vivían en la época, uno de los grandes gritos que se podía escuchar era «Villar Mir te tienes que ir».
Juan Miguel Villar Mir estudió en el exclusivo Colegio del Pilar, donde también lo hicieron José María Aznar, Alfredo Pérez Rubalcaba, Javier Solana, José Ignacio Wert… Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos (número uno de su promoción), se movía por los ministerios como por su casa. Lo llevaba en la sangre.
Su ‘aventura ministerial’ comenzó con cargos técnicos. Luego vinieron los cargos políticos. Fue, por ejemplo, director General de Empleo. Pero alcanzó la ‘gloria’ cuando le nombraron ministro de Hacienda y vicepresidente en el primer Gobierno de la democracia.
‘Gloria’ porque, además, era ferviente católico. Hay quien afirma que su lema era ‘Dios, familia y trabajo’. De ahí que no dudase en instalar una capilla en Torre Espacio, la que fue sede de su imperio empresarial, y en la que tenía su despacho. Una capilla que estaba a más de 200 metros de altura, más cerca de Dios.
Políticamente hablando, se llevaba bien con todo el mundo. Amén de conocer el terreno por donde pisar (entiéndase, ministerios), tenía poder de convicción. Se llevaba bien con todos (por supuesto, con los ministros de Fomento). La agenda, completa. Un empresario de los de la vieja escuela. No había obra pública que se le resistiera. Donde ponía el ojo ponía la bala.
Los contactos políticos le ayudaron, sin duda, a montar el basto imperio empresarial que conformó a lo largo de toda su vida. El grupo Villar Mir llegó a contar con una treintena de firmas que englobaba empresas como Ferroglobe, Fertiberia, Inmobiliaria Espacio, VM Energía u OHL.
Para ampliar su imperio trató también de vincularse al deporte. Fue vicepresidente del Real Madrid con Ramón Mendoza tras enfrentarse a él y pactar una candidatura unitaria en 1995.
Años más tarde se enfrentó a Ramón Calderón en unos comicios en los que no logró imponerse tampoco. Fue en 2006 cuando la anulación del voto por correo le apartó de la presidencia en favor del otrora candidato.
Un magno imperio que el patriarca no supo retener debido a unas deudas que acabaron ahogando el grupo en forma de tristes despedidas empresariales. La venta de activos es lo que tiene. ¿La más destacada en los últimos años? La de OHL, la que fue durante años la ‘niña de sus ojos’.
Fue el 9 de marzo de 2023 cuando el grupo Villar Mir tuvo que decir adiós de forma definitiva a la niña mimada. Ese día se comunicó que el empresario abandonaba definitivamente la constructora que había comprado en 1987 a Altos Hornos de Vizcaya.
El dinero conseguido iba destinado a pagar las deudas del grupo empresarial familiar. Entidades que siempre le habían tendido la mano, le cerraron las puertas. Ahí está el caso de Santander, CaixaBank, Sabadell, Credit Suisse o Société Générale. Incluso, algunas de sus obras de arte (Goya, Rubens, Zurbarán…) acabaron en la Colección Banco Santander para pagar sus deudas.
Otros bienes
Lo mismo pasó con otros bienes. Por ejemplo, su lujoso yate, el Blue Eyes of London, lo tuvo que vender (lo hizo a la mitad del precio que le costó). Adiós a los viajes a Grecia y Menorca, donde era asiduo. Le apasionaba navegar. También jugar al golf. Lo que sí ha conservado hasta el final de sus días es su colección de coches, que incluye desde un Rolls Royce Corniche, hasta otras marcas de renombre como Jaguar, Corvette, Porsche y Mercedes.
Su trayectoria empresarial se vio empañada por las deudas, pero también por la corrupción política y empresarial. La ‘gloria’ de la que hablábamos antes dio paso al ‘pecado’.
Descendió de los cielos empresariales a los infiernos judiciales. Su nombre pasó a asociarse con las deudas, pero también con la corrupción. Su nombre apareció en los papeles de Bárcenas. Año 2013. Luego vino el caso Lezo, Púnica, Son Espases, México, el AVE a La Meca… el descrédito social acompañaba el nombre de quien fue reconocido con el título de Marqués por el entonces rey Juan Carlos I en reconocimiento a «la destacada y dilatada trayectoria de don Juan Miguel Villar Mir, al servicio de España y de la Corona».
Villarejo
Se convirtió en un asiduo de los juzgados. Causas, algunas, que fueron desestimadas. Eso sí, en contra del criterio de juez instructor y de la Fiscalía Anticorrupción. Todo un giro copernicano, del cielo al averno, para Juan Miguel Villar Mir.
El nombre de Villar Mir estuvo vinculado durante años al pago de comisiones irregulares para conseguir obras en Madrid; también a Gobiernos del PP a través de la financiación irregular del partido que fue organizada por Luis Bárcenas.
Unos problemas que cruzaron las fronteras de nuestro país y se extendieron a la concesión del AVE a La Meca. Una obra en la que, como contó EL ESPAÑOL, el rey emérito trató de cobrar una comisión millonaria durante su licitación. Un dinero, procedente de Arabia Saudí, que habría llegado a cuentas bancarias controladas por el abogado suizo Dante Canónica.
Así lo desveló Corinna su Zayn-Wittgenstein (CSW) en la grabación de su reunión con el comisario José Manuel Villarejo en la primavera de 2015 a la que tuvo acceso EL ESPAÑOL. En el encuentro, y según refleja la cinta, la aristócrata explicaba las intenciones del monarca. Básicamente, cobrar una comisión por interceder para que OHL se hiciera con una obra de 6.300 millones de euros.
Las llamadas
«Villar Mir puso a Shahpari Zanganeh, mujer de Khasoggi, como intermediaria para el tren. Ellos decían que era yo, pero yo nunca tuve nada que ver con el tren […] y después el Rey me ha escrito por e-mail que Villar Mir estuvo en su despacho y le dijo: ‘Voy a ver si Zanganeh te paga la mitad de su comisión’«.
Unas palabras que fueron negadas una y otra vez a este diario en aquel entonces por el equipo de OHL y de Juan Miguel Villar Mir. Máxime después de que CSW desvelara a Villarejo que todo comenzó tras el enfado de Juan Carlos al conocer los pagos de OHL a la mujer de Khassogi.
«¡No me jodas, mi comisión! Yo hice el tren. Yo hablé con mi amigo, mi hermano, y con los saudíes […] Me tenéis que pagar a mí, no a Zanganeh. Yo me reuní con quien cerró el contrato». Palabras a las que, según Corinna, Villar Mir contestó así al hoy rey emérito: «No te voy a pagar más. Déjame hablar con Zanganeh».
El episodio nunca fue aclarado, pero la sombra de la sospecha siempre ha permanecido. Era una práctica habitual de Villar Mir el pago de comisiones para la consecución de obras públicas.
Su yerno
Especialmente dura fue la crisis reputacional generada por Javier López Madrid, yerno de Villar Mir, también conocido como ‘compi yogui’. Persona muy ligada a la Casa Real, cuya figura quedó embarrada por su cercanía a la trama de corrupción que implicó a David Marjaliza y Francisco Granados y al oscuro asunto con la doctora Elisa Pinto allá por octubre de 2022.
López Madrid se vio apartado del consejo de administración de OHL y, aunque fue recolocado y nombrado presidente de Ferroglobe, se quedó fuera del órgano de gestión de la constructora de su suegro.
Tiempos oscuros que tanto López Madrid como el grupo Villar Mir intentan dejar atrás en la actualidad. Con una deuda superior a los 250 millones, el proceso de adelgazamiento sigue más vivo que nunca.
El Grupo Villar Mir negocia ahora la venta de Priesa, más conocida como Inmobiliaria Espacio, por unos 40 millones de euros. Además, y como ha contado El Economista, el objetivo para acabar de poner los pasivos en orden es el cobro pendiente que tienen de más de 129 millones por la venta del 49% de su filial de fertilizantes y de amoniaco argelina, Fertial.