El vino español sabe bien lo que puede suponer que la Unión Europea establezca aranceles a un producto chino. La Comisión Europea ha acordado esta semana elevar de forma provisional los que gravan a los coches eléctricos procedentes del gigante asiático. En respuesta, Pekín ha abierto una investigación antidumping que está haciendo temblar al sector cárnico, especialmente al de la carne de cerdo. España es líder en exportaciones al gigante asiático. Hace una década, las bodegas europeas, entre ellas varias españolas, ya tuvieron que capear una amenaza similar del gigante asiático después de que la UE impusiera aranceles a los paneles fotovoltaicos que vendía en el mercado comunitario por considerar que lo hacía por debajo del precio de coste.

«Confiamos en que no nos toque esta vez, pero efectivamente es una costumbre muy mala utilizar productos que no tienen nada que ver en represalias comerciales y es una política que debería desterrarse que no hace más que dañar a sectores que tienen buena relación entre sí», asegura en conversación con El Independiente José Luis Benítez, director general de la Federación Española del Vino (FEV).

Tanto el ministerio de Economía y Comercio como el de Agricultura tienen muy presente este precedente que sufrió en sus propias carnes el sector vitivinícola español en 2013. En las últimas semanas, y ante las intenciones de Pekín, se han sucedido los contactos con el sector y otros amenazados como el lácteo. «Las guerras comerciales no son buenas, se sabe cómo se comienza y no se sabe cómo se acaba», advirtió esta semana el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.

Bruselas publicó el jueves las conclusiones de su investigación de nueve meses sobre las ayudas públicas que recibirían los fabricantes chinos para ensamblar vehículos eléctricos que se venden en el mercado de la UE. Los aranceles son provisionales y van desde un 17,4% (BYD) hasta un 37,6% (SAIC). El incremento arancelario es temporal mientras Bruselas dice querer negociar con el Gobierno de Xi Jinping una «solución» a largo plazo.

Tras conocerse hace unas semanas la intenciones de la Comisión Europea, las autoridades chinas decidieron abrir una investigación antidumping para discernir -en el caso de cerdo ahora y del vino entonces- que no haya competencia desleal de esos productos españoles en su país.

Hace una década, fue la Chinese Alcoholic Industrial Association quien presentó formalmente una queja alegando que la industria del vino europeo se estaba beneficiando de unas subvenciones anticompetitivas. Una vez que se pone en marcha el procedimiento tasado por la Organización Mundial de Comercio (OMC), las empresas pueden presentarse de manera voluntaria al mismo. De hecho, tienen incentivos para hacerlo.

En 2013 se presentaron inicialmente 5.000 empresas europeas del vino, 500 de ellas españolas. De esa lista, las autoridades chinas seleccionaron una muestra que, en el caso español, afectó a seis bodegas como Pernord Ricard España, Félix Solís o Cherubino Valsangiacomo. También se incluyeron otras de Francia, Alemania, Portugal y Grecia.

Un proceso complejo y muy costoso

En aquella ocasión, la sangre no llegó al río. En función del resultado de esas investigaciones, China podría haber decidido castigar a todo el sector. Pero a raíz de la investigación «se abrió un proceso de diálogo que llevó a un memorándum de entendimiento entre el sector del chino del vino y el sector europeo a través de la patronal europea y se consiguió que la cosa quedara en nada», rememora Benítez.

Sin embargo, aplacar la represalia del gigante asiático tuvo sobre todo un coste económico. «Es un procedimiento costosísimo y tremendamente complejo desde el punto de vista legal con muy pocos despachos en el mundo que los puedan llevar», explica Benítez. Por aquel entonces no había una interprofesional del sector ni mecanismos de defensa colectiva, por lo que tuvieron que ir consiguiendo el dinero a través de diferentes fuentes de financiación.

Durante la investigación, las empresas seleccionadas por las autoridades chinas deben aportar información detallada sobre producción, exportaciones, costes, precios o clientes para que puedan contrastar que no reciben subvenciones ilegales. Las empresas se comprometen incluso a que se les puedan realizar auditorías.

«Lo mejor es colaborar pero el coste no te lo quita nadie, porque no te lo paga la Unión Europea aunque te haya metido en una guerra comercial sin desearlo. Pero hay que asumir que el comercio global también tiene sus riesgos», concluye el director general de la FEV, al tiempo que subraya «la importancia de establecer tratados de libre comercio con la UE».

Un sube y baja

El mercado chino está entre los principales destinos de ventas para el vino español. Es el décimo en términos de volumen y el decimosegundo en términos de valor y el octavo en precio medio. Aunque desde el episodio con los aranceles en 2013 ha sufrido varios sobresaltos.

China no es un país de tradición vitivinícola, pero se puso de moda regalar vinos de cierta calidad con motivo del nuevo año chino. De hecho, las exportaciones se multiplicaron por dos entre 2014 y 2017 hasta alcanzar los 190 millones de euros en ese año y un volumen de 151 millones de litros.

El sector estaba convencido entonces de que por fin el mercado despegaba. Pero el Gobierno de Pekín aprobó una serie de restricciones que provocaron un bajón en las ventas, agravado después por la pandemia de coronavirus. «Las exportaciones a China ahora mismo están en el nivel de 2014 en valor (88 millones de euros) y un 30% por debajo en volumen (42 millones de litros)», subraya. El punto positivo es que ahora se exporta vino a un precio medio más elevado, en torno a 4 euros por litro.

Pese al relativo estancamiento, en el sector no pierden de vista las posibilidades que ofrece China como mercado para los próximos años. «Se está produciendo una cierta occidentalización de las costumbres y un aumento del consumo de las generaciones más jóvenes. Eso siempre es muy positivo», remarca Benítez.

La amenaza que se cierne sobre el porcino ahora es de mucha mayor envergadura. En 2023, las exportaciones españolas de porcino a China superaron las 560.000 toneladas por un valor de 1.223 millones. De momento, los productores de vino confían en que aquel entendimiento que alcanzaron hace una década les libre esta vez de la guerra abierta.

El brandy y los lácteos

El Ministerio de Comercio de China anunció este viernes que el próximo 18 de julio se llevará a cabo una audiencia sobre el brandy importado desde la Unión Europea (UE). Asimismo, también ha puesto la lupa sobre el sector lácteo. Desde la Federación Nacional de Industrias Lácteas (Fenil) esperan quedar al margen de la batalla, aunque reconocen que el volumen de mercado es importante para el sector.

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