Yehuda Shaul (Jerusalén, 1982) se crio en el seno de una familia ortodoxa judía. Fue soldado del Ejército israelí en Cisjordania entre 2001 y 2004, una época dura y sangrienta. La segunda intifada o alzamiento contra la ocupación dejó más de 1.000 israelíes y 3.500 palestinos muertos. Los abusos que Shaul vio en los territorios ocupados le llevó a co-fundar en 2004 Breaking the Silence (Rompiendo el Silencio), una prestigiosa organización para a soldados israelíes que denuncian los excesos de su propio Ejército.
Ahora, dos décadas después, todo ha ido a peor, tras 15 años de gobierno de Benjamín Netanyahu y de Hamás en Gaza. Un período que ha mermado la influencia de la izquierda pacifista israelí y ha afianzado la ocupación israelí y el férreo control de la organización islamista en la Franja. Los ataques del 7 de octubre (alrededor de 1.200 israelíes muertos, en su mayoría civiles) y la ofensiva posterior contra Gaza (más de 37.000 muertos, en su mayoría mujeres y niños) parecen haber disuelto toda esperanza para la paz. Pero Shaul no la pierde. Se dedica ahora al pensamiento político en el think tank que co-dirige, el Centro para las Políticas Públicas de Israel (Ofek). Atiende a este diario en un hotel del centro de Madrid este viernes, durante una visita de trabajo a España. Lleva en la solapa un lazo amarillo, símbolo de la solidaridad con los secuestrados por Hamás.
¿Tuvo algún ser querido afectado por el 7 de octubre? Dos miembros de Breaking the Silence fueron asesinados en los kibbutzim (comunidades agrícolas) de la frontera. Uno era Shachar Zemach, un buen amigo, coordinador de nuestros activistas. Murió en el kibutz Be’eri. Era parte del equipo de respuesta rápida de la comunidad. Estuvo siete horas y media luchando hasta que se quedó sin balas. A otro de ellos no lo conocía, pero sí a su hermana, que también pertenecía a la organización. En el funeral, ella fue muy valiente y dijo que su hermano no habría querido que fuéramos a bombardear personas inocentes en Gaza en venganza por su asesinato…
¿Poco después de los ataques? Sí. Es admirable tener ese tipo de claridad moral, después de pasar por lo peor. Creo que algunas de las voces más poderosas tras el 7 de octubre han sido de familiares de los secuestrados o de personas asesinadas. Personas que ante una tremenda pérdida no perdieron la fe en la humanidad.
¿Cómo le afectó todo esto personalmente? Inmediatamente después de los funerales, estuve una semana en la cama hasta que conseguí recomponerme. Se estaba produciendo una escalada de violencia en Cisjordania. Las comunidades palestinas con las que he estado trabajando durante casi dos décadas estaban siendo brutalmente atacadas por los colonos. 1.200 víctimas. Decidí que tenía que ponerme en pie y ayudar a mis amigos.
¿Le ha cambiado la perspectiva? Durante años hemos estado diciendo a la gente que esta calma que se estaba experimentando era Fata Morgana, un espejismo del desierto. Esa idea de que se puede gestionar el conflicto, normalizar relaciones con Emiratos Árabes Unidos o con Marruecos (los Acuerdos de Abraham), y luego con Arabia Saudí; esa idea de que no necesitamos tener en cuenta a los palestinos y podemos seguir marginando su causa, es irreal. Benjamín Netanyahu y Donald Trump quisieron quitar el problema palestino de la mesa, y Hamás lo volvió a poner. Ha sido una lección muy dura de aprender.
La forma en que estamos librando la guerra es completamente inmoral e inaceptable
Solo unas semanas antes de los ataques, el secretario de Defensa estadounidense dijo que Oriente Próximo nunca había estado tan en paz como entonces… El 7 de octubre explotaron muchas burbujas. La política de Netanyahu de dividir a los palestinos, debilitar a la Autoridad Nacional Palestina y fortalecer a Hamás, para no tener que negociar y alcanzar una solución de dos Estados. El ministro de Finanzas de Israel, Smotrich, dijo en una entrevista hace unos años que Hamás erea un activo para Israel y la ANP un riesgo. Porque con Hamás nadie te pide negociar. Para perpetuar la ocupación, tenemos que mantener esta división. Y eso nos ha explotado en la cara. Si basas tu estrategia de seguridad solo en la fuerza, tienes que ganar 24 horas, 7 días a la semana. Si una sola mañana no lo haces bien, ya sabemos los resultados.
Los ataques de aquella mañana del sábado… Nos ha demostrado que toda la estrategia hacia los palestinos ha fallado: estrujar a una demografía que crece, los palestinos, en un territorio menguante de 165 enclaves de áreas A y B, rodeadas por Israel en Cisjordania y otro enclave un control permanente, Gaza, es un ingrediente para la inestabilidad. Llevo años diciendo esto y la gente creía que estaba loco. Pero desgraciadamente, tenía razón.
¿Cómo se sintió cuando vio que miles de palestinos iban a matar a muchos israelíes? Cuando vi por primera vez las imágenes que salían del sur, y todos estos videos horribles, estaba lleno de rabia. Fue devastador ver el nivel de deshumanización, el asesinato de mujeres, niños, familias enteras. Pero luego, pero luego piensas que el contexto importa. No se trata de justificar lo que sucedió el 7 de octubre. Nada en la tierra puede justificar una orgía de asesinato masivo de civiles como aquel día. Pero si no hablas del contexto, no retratas la auténtica realidad. No comenzó el 7 de octubre. Si coges una sociedad y la cierras bajo asedio, y tienes una guerra cada tres, cuatro años, y lo único israelí que ve un palestino en Gaza son las bombas que le caen del cielo, eso lleva a la demonización.
¿Qué opinión le merece la respuesta militar israelí? La forma en que estamos librando la guerra es completamente inmoral e inaceptable. Estamos aprobando ataques en los que sabemos que el daño colateral va a ser de tres dígitos. ¿Estamos locos? 17.000 niños perdieron a ambos padres. Dejemos de lado por un momento la moralidad y la legalidad. Seamos realistas y pensemos en términos estratégicos. ¿Qué demonios estamos pensando? Esos 17.000 niños huérfanos no van a crecer para convertirse en grandes amantes del sionismo. Le voy a decir algo. Y quiero que se lo tome en el sentido en que lo quiero expresar: tengo miedo de que vayamos a echar de menos a Hamás. Que el nivel de devastación y destrucción que estamos causando en Gaza estemos empujando a la sociedad palestina en Gaza a una radicalización tal que Hamás parecerá moderado comparado con lo que crecerá allí. No creo que empujar a dos millones de personas a vivir en un campamento masivo de refugiados tipo Somalia vaya a traer nada bueno.
¿Tiene usted, como ex soldado o como analista, una idea de lo que podría haber sido una respuesta proporcionada? Tienen que atacar Hamás, que está entre la población civil. ¿Qué se podría haber hecho diferente? No destruir barrios enteros. En el verano de 2005, Israel evacuó los asentamientos de Gaza. En 2006, lanzó la Operación Nubes de Otoño, tras el secuestro del soldado Gilad Shalit. En marzo de 2008, Operación Invierno Caliente. Diciembre 2008 a enero de 2009, la operación Plomo Fundido. 2021, Pilar Defensivo. 2014, Margen Protector…
Básicamente, una guerra sin fin… Pero, ¿cree que, dadas las circunstancias, Israel estará más o menos seguro si ocupa Gaza? La idea de que conseguiremos estabilidad y paz pasando pisando el cuello de millones de personas sin derechos para siempre es una locura. Nunca antes en la historia funcionó, no hay razón para creer que vaya a funcionar. Esto termina pacíficamente ssolosi ambas partes salen de una negociación con derechos y dignidad. Si hay algo que aprendimos del 7 de octubre es que el futuro, la sostenibilidad de la autodeterminación judía en Tierra Santa está interrelacionada y entrelazada con el logro de la autodeterminación palestina.
Lo que nos lleva al llamado “campo para la paz”, los que apuestan por negociar. Esta semana, miles de israelíes y palestino-israelíes han llenado un Estadio de Tel Aviv pidiendo una conferencia de paz. ¿Es relevante ese evento? Es crucial. Creo que es importante que luchemos en la esfera pública y política para relanzar este tipo de posicionamientos en la sociedad. Una de las peores cosas que le ha pasado a nuestra política en los últimos 20 años es que ya no había alternativa debido al ciclo eterno de guerra, ocupación, y anexión… Es como un partido de fútbol, donde un equipo tiene 11 jugadores en el campo. y otro solo tiene portero. No es de extrañar que cada partido termine en goleada. Primero tenemos que intentar colocar 11 jugadores en el campo, un equipo. Comenzaremos perdiendo, pero por menos. Y entonces, un día, los mejores jugadores del otro equipo enfermarán. Y el árbitro nos dará un penalti que quizá no merecemos. Y luego ganaremos uno-cero. Lo que intento decir es que es esencial intentar devolver a la esfera política pública de Israel una posición que busca un futuro diferente para Israel y Palestina. Es un deber.
Pero las encuestas muestran que cada vez son menos… No me malinterpretes. No creo que vayamos a ganar mañana. Lo que estoy tratando de decir es que, lamentablemente, la idea de que los judíos israelíes se despertarán por la mañana y decidirán poner fin a la ocupación, solo porque el sol brilla en la dirección correcta, no va a funcionar. En 1952 no había una mayoría de blancos en Alabama que estuvieran en contra de la segregación. En 1975 no había una mayoría de blancos en Sudáfrica que estuvieran en contra del apartheid. Aparentemente, hoy todos estaban en contra del Apartheid. No vamos a tener a una mayoría de judíos israelíes marchando en las calles contra la ocupación porque es inmoral. Lo que tenemos que hacer es construir una minoría en Israel, lo más significativa posible, y vincular a los judíos israelíes que se oponen a la ocupación con los ciudadanos palestinos de Israel. Tenemos a entre el 15% y el 16% del electorado que apoya nuestras políticas. Necesitamos construir esa alianza. Subiremos al 20%, o al 23%. Con eso, en determinado momento, puedes empujar hacia otra dirección.
¿Qué te dicen tus amigos palestinos israelíes sobre su situación? Están viviendo un infierno. Muchos han sido arrestados sin motivo. Es devastador.
¿Usted está actualmente a favor de la solución de uno o de dos Estados? Soy un extremista de la solución de dos estados. No creo que haya otra salida que sea moral y realista. Lo que quieren hacer los radicales israelíes es una transferencia masiva de población palestina. La solución de un Estado es un completo engaño.
El alto representante de la política exterior europea, Josep Borrell, afirmó que la solución debe imponerse desde fuera. ¿Está de acuerdo? Completamente. Nosotros no tenemos la capacidad de resolver esto solos; necesitamos que nuestros amigos en Europa y Estados Unidos intervengan y nos encaminen hacia la diplomacia. Los buenos amigos no permiten que sus amigos conduzcan ebrios.
¿Ha servido de algo para ustedes allí el reconocimiento del Estado Palestino por España, Noruega, Irlanda y Eslovenia? Fue un paso muy alentador. Especialmente después del 7 de octubre, para demostrar que Hamás está equivocado: que el camino hacia la liberación no pasa por la violencia. Porque cuando los palestinos van a la ONU y se les bloquea, o la Corte Penal Internacional, y la condenan. ¿Cuál es el mensaje que el mundo envía a los palestinos? Recurrir a la violencia. Porque si todas las acciones no violentas están prohibidas, ¿qué queda?