Humano, profundamente inteligente, cariñoso, sabio, elegante, generoso, defensor de los derechos humanos y del estado del bienestar, pero, sobre todo, pareja inseparable de su nieto Luis, ayer fallecía a los 83 años en Las Palmas de Gran Canaria el catedrático de Historia y activista social y político Francisco Morote.
A partir de las nueve de la mañana de hoy sábado, Paco Morote será velado en el tanatorio capitalino de San Miguel hasta su incineración el domingo a las 10.30 horas.
Sobrino nieto de Luis Morote, histórico periodista, escritor y diputado por Las Palmas, y padre, asimismo, de la periodista grancanaria Cira Morote, Francisco Luis Morote Costa (Murcia, 1940) llega en 1967 a Gran Canaria, isla en la cual se acabaría estableciendo.
Su apellido está ligado a la Educación Pública por más de 100 años: su padre y su abuelo ejercieron la docencia como profesores de Instituto en Valencia y Murcia, actividad profesional que Paco Morote continuó aunque su inquietud intelectual se enriquece cuando conoce al filósofo y escritor murciano Miguel Espinosa Gironés, quien alimentó el interés, la curiosidad y el necesario activismo hacia otras disciplinas de Morote Costa.
Historiador, cofundador de la organización internacional ATTAC-Canarias -asociación de la cual fue presidente honorario- y militante en partidos de izquierdas como PCE e Izquierda Unida durante los convulsos últimos años de la dictadura franquista y en los primeros de la monarquía constitucional, hasta que decidió involucrarse exclusivamente en el activismo desde la sociedad civil, Francisco Morote ejerció la docencia durante 44 años en institutos de Murcia y Las Palmas de Gran Canaria.
Además de ATTAC-Canarias, Morote participó en plataformas sociales como Comisión Ciudadana por la Paz, Otra Canarias es Posible, Plataforma Pobreza Cero o, entre otras, Asamblea Popular de Gran Canaria.
Marido, padre y abuelo maravilloso
Cuando Francisco Morote sacó las oposiciones de Historia en Madrid le dieron a elegir entre tres destinos: Las Palmas de Gran Canaria, Bilbao o Santa Cruz de La Palma, pero fue su padre quien le recomendó que viniese a la capital grancanaria porque «allí», le dijo, «aprecian a los Morote».
Desde su entorno recordaban ayer que decidió finalmente establecerse en la capital grancanaria cuando vio que «la ciudad estaba abierta al mundo. Le pareció la Niza del Atlántico en la década de 1960».
Vinculado siempre al Instituto Isabel de España, en Las Palmas de Gran Canaria, distintas generaciones de alumnos lo consideran aún «un gran educador».
Profesor ye yé, se le tildaba de moderno por poner en las aulas música y diapositivas o sacar al alumnado de excursión. «Fue, junto a otra profesora, el único en votar a favor para que el centro educativo Isabel de España se convirtiera en un instituto mixto. Perdieron aquella votación, pero más tarde se implantaría aquella medida», rememoraba ayer su familia.
Pero lo que finalmente le ancló a esta tierra fue conocer a Julia Medina Gil, su esposa y, hasta el último de los días de Francisco Morote, su eterna cómplice.
Fruto de aquel matrimonio llega Cira Morote Medina, su única hija, a este planeta que Paco trató siempre de cambiar -defendió hasta su muerte que «otro mundo es posible… Y necesario».
Licenciada en Historia y Periodismo, Morote Medina ha sido jefa de las secciones de Municipal y Sociedad en LA PROVINCIA/DLP además de responsable de comunicación en diversas formaciones políticas.
En 1999 publicó su primer libro Después de la guerra fría y otros artículos (Editorial Fundamentos), y en el año 2022 vería la luz En clave altermundista (altermundismo vs. neoliberalismo), de Editorial Mercurio.
Ecologista, feminista, pacifista… Su sensibilidad hacia estos asuntos le llevaron a escribir que, por ejemplo, «la naturaleza ha gritado basta, pero una parte poderosa aunque minoritaria de la sociedad, el 1% de ella, que está concentrando la mayor parte de la riqueza mundial en sus manos, ha decidido desoír el grito de la naturaleza. Todos, incluidos los negacionistas, pagaremos un precio muy alto por ignorarlo».
Con motivo de la publicación del libro de Francisco Morote Clave altermundista, Victoriano Santana escribía que «en el backstage de cada hecho declarado y reflexión compartida» en la obra estaba presente «la imagen de su nieto Luis. ¿Qué mundo le estamos dejando? ¿Cómo será la sociedad? ¿Más ecosocialista, ecofeminista y ecopacifista que en la actualidad?», planteaba con preocupación sobre el futuro de ese chiquillo que cada día solo anhelaba salir de clase pronto para irse a casa a jugar con su hoy fallecido abuelo.