Marine Le pen. / EFE

Aunque peor sería no poder votar. Todavía vivimos el rebufo de las elecciones europeascon el reparto de puestos contestado por Meloni más para garantizarse una vicepresidencia importante que por otra cosa, cuando se celebra este domingo en Francia la segunda vuelta de unas elecciones ganadas en la primera por el partido de Le Pen aunque solo se hayan decidido ya 76 de los 577 escaños de la Asamblea Nacional. En el Reino Unido el revolcón, también histórico, se lo han dado esta semana los Laboristas a los catorce años de gobiernos conservadores que han sacado al país de la UE y han ofrecido un obsceno desfile de primeros ministros incapaces de mejorar la maltrecha economía. Les vendrá bien una temporada de reflexión bastante más larga que la de don Pedro Sánchez para pensar con tranquilidad en todo lo que han hecho mal y allanar así el camino de Starmer. Sin olvidar a Irán donde este fin de semana se decide la segunda vuelta entre un candidato moderado y otro conservador, bendecidos ambos por los ayatolás que cortan allí el bacalao y por eso los iraníes pasan masivamente de participar en la farsa. En Cataluña otros ayatolás, que también allí los hay, van ganando terreno a costa de rebañar una concesión tras otra y podemos acabar con una repetición electoral tras el verano. Nuestro presidente avanza de victoria en victoria hasta la derrota final. Como acaba de recordar Felipe González, no es lo mismo gobernar que estar en el gobierno.

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