Se cumplieron los augurios y en la primera vuelta y, con una participación mayor que en las cinco anteriores legislativas, la extrema derecha de Marine Le Pen ha obtenido el 33,15% de los sufragios, siendo la primera fuerza política en 297 de las 577 circunscripciones, y, aunque de momento solo han sido elegidos 37 diputados de este grupo, 32 del Nuevo Frente Popular (NFP), 2 del bloque macronista y 3 de los republicanos, la segunda vuelta pinta bien para ellos. Aunque será muy difícil que obtengan la mayoría absoluta en el parlamento en la Asamblea nacional (requisito autoimpuesto por su candidato Jordan Bardella para aceptar ser primer ministro), este nivel tan alto de exigencia ha servido para arengar a los suyos, que desean un cambio profundo de la clase dirigente francesa a la que se hace responsable de los problemas que tiene el país, con Macron como principal cabeza a señalar, incluso, para forzar su dimisión y producir también una elección anticipada presidencial que de el «trono»  a su «jefa» Marine Le Pen.

Sin embargo, sus objetivos son tan altos que será difícil que puedan alcanzarlos, aunque sigan siendo la primera fuerza política de Francia, pues para ello sería necesario que las fuerzas que se oponen a su triunfo los dejaran hacer y, cómplices, mantuvieran sus candidatos en segunda vuelta dividiendo a sus votantes. En el sistema electoral francés, a la segunda vuelta van todas las candidaturas que en la primera obtuvieron más del 12,5% de los sufragios, y en la segunda gana quien quede primero, por eso es clave que se retiren los candidatos que no tienen posibilidades a favor de las alternativas afines.

La sorpresa (que ya anticipé) ha sido que la segunda fuerza ha sido la unión de izquierdas del NFP, que con casi 28% de los votos ha relegado a los macronistas (Ensamble) a la tercera posición con el 20%, lo que deja en alta debilidad al presidente, que ha fracasado en su estrategia política y llevado a los franceses a las puertas de un gobierno de ultraderecha. Algunos de sus críticos, basados en comentarios confidenciales a periodistas en el entorno de su gabinete, piensan que era su verdadera intención. Teóricamente, sus candidatos afines podrían disputar segunda vuelta en 319 circunscripciones, pero realmente solo tendrán posiblidades de salir los que estaban en primera posición, que son solo 69, pues no es creíble que los de izquierdas vayan a votarlos cuando su candidato puede estar en mejor posición. Por otro lado, el conglomerado de izquierdas podia presentar candidato en 446 distritos y en 157 de ellos es la fuerza más votada. 

Retirada a toda prisa

Macron y otros lideres de la derecha y la izquierda se han apresurado a pedir a sus candidatos que no estén ni en primer ni en segundo lugar que se retiren y que pidan a sus votantes que voten a favor de candidatos «republicanos y antifacistas» para así frenar al RN, pero una cosa es decirlo y otra hacerlo. Muchos candidatos macronistas o republicanos que son «políticos de toda la vida», poderosos en sus feudos, no están dispuestos a apoyar a candidatos de la Francia Insumisa de Melenchon, que consideran extrema izquierda, y un mayor peligro para la República que los lepenistas. En la izquierda, sin embargo, Melenchon y sus partidarios ya se han retirado en los lugares en los que son tercera fuerza. Todo el mundo hace cuentas, pero hasta el domingo no se conocerá el resultado.

Mantengo comunicación habitual con cuatro amigos franceses, que viven en lugares donde el NFP es la primera fuerza política, incluso en dos casos ya tienen diputado de izquierdas, pues han sacado más del 50% el pasado domingo. Sin embargo, cunde la preocupación: «Estoy impactada por los resultados de la primera vuelta. Me avergüenza ver que Francia se está volviendo fascista. Recuerdo mis primeros pasos en España bajo Franco: policía por todos lados y ambiente sospechoso…. Me resulta muy difícil entender que después de conmemorar el desembarco del 6 de junio, los franceses hayan podido votar a la extrema derecha. Ya detestaba a Macron, hoy lo maldigo«, me transmiten.


«Después de haber vendido a Francia al capitalismo, hoy se la cede al fascismo… Habiendo hablado con mucha gente me doy cuenta que los que han votado a RN no conoce la historia ni el peligro de esta votación. En realidad votaron contra Macron y sus políticas y ahora esperan a un mesías…Me guardo las lágrimas para más tarde hoy estoy enojada… temo por mis nietos y biznietos, un mañana difícil y sobre todo, una vergüenza sin límites por mi país, la Francia de las luces…creo que acaba de extinguirse, dónde están Victor Hugo, Voltaire… Si RN gobierna Francia es una mala cosa para nosotros en este mundo, esta europa al borde de la hoguera. Putin no puede  dejar de alegrarse. Pienso en la dimisión del presidente en breve y que el país se hundirá en lo desconocido y se avecina una crisis peor que la de Grecia», añaden.

Personalmente, y a la vista de datos, opiniones y sondeos, estoy seguro de que RN no obtendrá mayoría absoluta, pero sí que puede alcanzar los 240 diputados de los 577 que obliguen a Macron a encargar a Bardella formar gobierno y que a este le resulte difícil, pues no creo que haya 49 diputados dispuestos a apoyarlo en las filas de los republicanos. Los macronistas se han hundido y junto a los republicanos solo pueden llegar a los 75 diputados, por lo que a un candidato alternativo a RN le sería necesario que NFP obtuviera 214 diputados para tener la mayoría, ecuación muy complicada de materializarse. Lo que si está claro es que se avecina una etapa muy inestable con los franceses muy polarizados y con la costumbre de ocupar la calle. Decía Stendhal: «En Francia el pueblo solo tiene fuerza cuando, todo él, monta en cólera. Tras hacer el esfuerzo, solo busca un pretexto para volverse a dormir y su letargo dura quince años».

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