Minutos antes del partido todo listo para 90 minutos de tensión. Reina el optimismo y al poco tiempo llega el primer susto. Partido igualado y sin goles en el descanso para afrontar una segunda parte donde la apuesta se cumple con el primer gol. Pero a la alegría le acompaña la frustración de una Alemania que aprieta hasta que llega el gol. Arranca una prórroga que se hace infinita, con caras algo más largas y oportunidades perdidas hasta que la afición estalla. Alegría, euforia, para celebrar el acceso a la semifinal.

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