KTM despide a su director de orquesta

KTM despide a su ‘director de orquesta’.

“Fabiano [Sterlachini] es ahora nuestro líder en el aspecto técnico de nuestro proyecto de MotoGP, pero nuestra orquesta ya existía cuando él llegó. Ganando cinco carreras demostramos que fuimos capaces de hacer una moto ganadora antes de su llegada. En el departamento de carreras de KTM tenemos gente fantástica. Fabiano no necesitaba enseñarnos cómo trabajar. Pero él es un ingeniero con probada competencia en las carreras y un gran coordinador de las tareas a realizar en los GGPP. Por otro lado, nosotros también tenemos gente que entiende lo que necesitan los pilotos y los equipos para obtener resultados en carrera”. Estás palabras que son un ‘sí, pero no es imprescindible’ son del Stefan Pierer, presidente de KTM, durante los entrenamientos de pretemporada de 2023 en Malasia. Hoy, 5 de julio de 2025, se ha conocido que Sterlacchini y KTM han partido peras. En el GP de Holanda de hace una semana finalizó su relación laboral sin que hubiese acuerdo de continuidad. “Le ha podido la añoranza de casa”, fue la primera explicación desde la filas de KTM, a la que posteriormente se ha añadido el historial de la falta de resultados desde la llegada del ingeniero italiano. Y Pierer, el presidente de KTM, es igual de directo para hacerse con los servicios del mejor, cueste lo que cueste, cómo deshacerse de él sin pestañear. Mientras la noticia se volvía viral aquí en Sachsenring, Sterlacchini viajaba en coche camino de casa. Su versión de lo sucedido sólo la conoceremos dentro de cuatro meses, periodo de silencio obligado… Si es que en algún momento quiere explicarlo.

La cara B de la aerodinámica.

Hoy aquí en Sachsenring se ha podido constatar que todo adelanto tecnológico supone dejarse algo por el camino. La sucesión de caídas que se han producido en la sesión de la tarde, siete si no me equivoco, la achacan los pilotos al exceso de viento, que de repente hizo que la aerodinámica trabajase en contra en vez de a favor. De ahí la sucesión de caídas, muy aparatosas, en el cambio de dirección entre la curva entre las curvas #10 y #11. Teóricamente las alas y los demás elementos añadidos a los carenados sirven para aumentar la carga, es decir, pegar la moto lo más posible al suelo. Pero como en la curva #11 el viento soplaba de cara, esos mismos componentes sirvieron para aligerar el tren delantero justo en el momento en el que la moto pasaba de estar apoyada en la izquierda a la derecha. Alex Márquez, confirmó que sin toda la parafernalia aerodinámica hoy se habría rodado más cómodo, pero inmediatamente añadió…”Pero habríamos ido más lentos”. Y ahí está el quid de la cuestión: los pilotos nunca van a renunciar a ir más rápido, aunque eso suponga que pase lo que pasó esta tarde en Sachsenring. Para ellos siempre vale la máxima de…”La moto que corra lo más posible, ya nos encargaremos nosotros de hacer que sea posible”.

Cuando en 1950 Sachsenring reunió ¡480.000! espectadores.

El 26 de mayo de 1927 se celebró la primera carrera aquí en Hohenstein-Ernsthal, pueblo en el que está el actual Sachsenring, bajo el nombre de ‘La carrera de las cuatro esquinas’, queriendo subrayar de que se celebraba en un circuito cerrado. En las paredes de la sala de prensa hay una exposición que recoge la larga historia de un circuito tan mítico como el de Assen de hace una semana. Una historia marcada por la Segunda Guerra Mundial, que dejó a esta región al este de la Cortina de Hierro. Hasta 1961 las autoridades comunistas de la DDR no autorizaron la celebración de una carrera del Mundial, un permiso que fue cancelado cuando en 1972 ganó Dieter Braun lo que obligó al organizador a hacer sonar el himno de la Alemania Occidental. Con la caída de los regímenes autoritarios la situación se normaliza permitiendo a la tremenda afición por los carreras de motos de esta región de Alemania llenar Sachsenring cada año y hacer del GP alemán uno de los más carismáticos del calendario. Una última anécdota: el récord de espectadores de Sachsenring lo tiene una carrera de monoplazas celebrada en 1950…¡480.000!