Alemania cayó en su casa, en Stuttgart, donde la mayoría de la afición era germana, lógicamente. Ni siquiera esa multitud en las gradas salvó a los locales, que sufrieron durante 120 minutos ante España y acabaron sucumbiendo ante el combinado de Luis de la Fuente. La anfitriona dijo adiós con honor, pero, al fin y al cabo, dijo adiós. Fue un partido grande, de esos que emocionan porque ocurrió de todo y en el que La Roja fue, en términos globales, mejor que su rival.

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