El 5 de julio de 2004, ahora hace 20 años, Anderson Luis de Souza, Deco (27-8-1977), que entonces tenía 26 años, aterrizó en Barcelona procedente de Oporto en medio de una gran expectación a pesar de que casi era medianoche. “Vengo aquí para triunfar”, dijo nada más poner un pie en tierra. Siendo jugador, consiguió títulos y dejó huella. Ahora, en 2024, tiene el reto de repetir la historia como director deportivo.

Era el cuarto fichaje del Barça después de Juliano Belletti, Ludovic Giuly y Henrik Larsson. Deco venía avalado por la Champions League conquistada con el Porto en 2003, además de una Copa de la UEFA y tres ligas y el Barça le fichó por ser un gran pasador, un batallador y un jugador polivalente en el centro del campo.

El 18 de agosto de aquel año, Deco debutó con el primer equipo del Barça en el Campo de Deportes del Vilafranca del Penedès, en un amistoso con motivo del Centenario del Vilafranca. Aquel día marcó su primer gol como culé. Ya de manera oficial, se estrenó el 29 agosto de 2004 en la Liga en un Racing-Barça que acabó en triunfo. Era un Deco diferente, más táctico, con funciones ofensivas pero también defensivas, sobre todo presionando al rival. Llegó a la titularidad para quedarse, secundando a Xavi. Pronto conquistó el campeonato liguero, en la 2004-2005, terminando con una sequía azulgrana de cinco años. Ese mismo 2004 estuvo a punto de ser Balón de Oro, atendiendo a la conquista de la Copa de Europa con la entidad lusa y al hecho de haber acompañado a Portugal a la final de la Eurocopa pero el ucraniano Andriy Shevchenko se lo impidió.

Los éxitos le siguieron acompañando a la temporada siguiente, la inolvidable 2005-2006, ganando la Supercopa de España, la Liga y la Champions League. Fue titular en la final de Saint Denis y acabó siendo elegido el mejor jugador del torneo. La Supercopa de España de aquel verano no tuvo continuidad con el Mundial de Clubs ante el Inter de Porto Alegre. Se plantó en los seis títulos de azulgrana.

En 2008 y después de dos años sin levantar ningún trofeo, el Barça le comunicó que no contaba más con sus servicios a pesar de que tenía contrato hasta 2010. En el Camp Nou abrían la puerta a uno de los pilares de un Barça campeón de una Champions League (2006) y de dos Ligas (2004-2005 y 2005-2006). En aquel momento, con Pep Guardiola en el banquillo sustituyendo a Frank Rijkaard, el club había iniciado una renovación de la plantilla que contempló también la salida de Ronaldinho y Samuel Eto’o. Deco asumió públicamente su marcha expresando su malestar porque entendía en el club hubo filtraciones interesadas en desprestigiarle.

Su último partido en el Camp Nou fue ante el Mallorca (2-3), en el que fue silbado por el público. Se fue al Chelsea, a la Premier League. Porto y Barça le tributaron en 2014 un merecido homenaje en el Estradio Do Dragao.

Deco disputó en total 161 partidos con el Barça y marcó 20 goles en las cuatro temporadas que estuvo en Barcelona. Desde que dejó el fútbol en 2013, Deco trabajó con el popular agente Jorge Mendes, fundando su propia empresa, D20 Sports, en la que Raphinha era su jugador estrella. Antes de su segunda etapa como máximo responsable técnico, gestionó el fichaje del brasileño.

En su adiós al Barça como jugador, Deco aseguró no haber tenido problemas con su relación con el presidente del Barça, Joan Laporta. Y el máximo dirigente azulgrana se lo demostró cuando tuvo la oportunidad. En su segundo mandato, en marzo de 2021, asumió las riendas del club y al cerrarse la etapa de Mateu Alemany, como director deportivo, y de Jordi Cruyff, como director de fútbol, Laporta le eligió en el verano de 2023 para llevar las riendas técnicas.

Bajo su responsabilidad, aunque algunas gestiones ya estaban hechas el club fichó a Oriol Romeu, Gündogan , en diciembre a Vitor Roque, logrando además las cesiones de Joao Félix y Joao Cancelo y realizando diversas operaciones de cesiones de jugadores, como Eric García al Girona o Lenglet al Aston Villa. Está viviendo profesionalmente atormentado por las restricciones del Barça con el ‘fair play’ financiero, que le impiden hacer todas las operaciones que hubiera querido.



Fuente