La crema solar es un producto esencial los 365 días del año para proteger nuestra piel, pero su compra se dispara en verano. Con la subida de las temperaturas y los días más largos, pasamos más tiempo expuestos al sol en la playa o en la calle y es necesario evitar quemaduras y problemas de la piel como manchas o melanomas.
Cuando ya es demasiado tarde, la elección de crema solar muchas veces se basa en el precio, el factor de protección solar (FPS) o su capacidad de prolongar o ensalzar el bronceado.
No obstante, hay una letra pequeña que deberíamos estar leyendo para saber si las verdaderas características del producto y cómo están afectan a nuestra piel.
¿Qué es un protector solar y un filtro solar?
Para empezar, la terminología es muy importante. Hay dos términos que son esenciales distinguir:
- Protector solar
- Filtro solar.
Por una parte, según explican la doctora Celia Sanz García y el profesor Julio Cortijo Gimenzo de la Universitat de Valencia, el protector solar hace referencia al «producto comercial vendido para proteger la piel humana de las radiaciones solares, generalmente ultravioleta (UV)». Estos están compuestos de filtros solares, «compuestos específicos que impiden el paso de la luz UV».
Los filtros solares, a su vez, pueden ser:
- Químicos, «absorben los rayos UV y los convierten en energía térmica».
- Físicos, también conocidos como minerales, «reflejan los rayos UV»
Begoña García, directora técnica del laboratorio farmacéutico Toskani, por otra parte, hace hincapié que el uso de un filtro u otro no tiene connotaciones negativas. «Últimamente, hay mucha quimiofobia», ha comentado a Guías de la salud: «Todos los filtros que están puestos en el mercado, sean químicos o físicos, han sido evaluados por instituciones europeas, no solo por los fabricantes y han sido considerados seguros a todos los niveles».
- «Aun así», añade: «es cierto que los filtros físicos tienen un menor riesgo de irritabilidad, si tienes una piel muy sensible o es para niños pequeños».
No obstante, esta diferencia entre filtros físicos no suele estar muy remarcada en el paquete de las cremas solares. «Hay que conocer un poquito el listado de ingredientes», reconoce Begoña.
- Algunos de los ingredientes más habituales en filtros químicos son oxibenzona u homoslato.
- En los filtros físicos, es habitual encontrar dióxido de titania o el óxido de zinc.
¿A qué tipo de rayos se expone nuestra piel?
Después, hay que tener en cuenta a qué tipo de rayos se enfrenta nuestra piel. En nivel de los filtros de protección que existan, subirá el precio.
«A la piel llegan tres tipos de radiaciones solares: infrarrojos, luz visible y luz ultravioleta», explican García y Gimenzo.
- La radiación infrarroja (IR) produce efectos caloríficos, provocando vasodilatación local y puede aumentar la sensibilidad de la piel a las radiaciones ultravioleta. Al mismo tiempo es responsable de las insolaciones y golpes de calor.
- La luz visible (VIS) modula funciones hormonales del organismo, el ritmo sueño-vigilia y el estado de ánimo, puede ser responsable de fenómenos de fotosensibilización, al estar expuestos a ella de forma crónica, puede participar en el envejecimiento cutáneo.
- La radiación ultravioleta se puede clasificar a su vez en ultravioleta A (UVA), ultravioleta B (UVB) y ultravioleta C (UVC).
Diferencia entre UVA, UVB y UVC
La luz ultravioleta A es la más penetrante, y la más mencionada en las etiquetas de cremas solares. «Atraviesa incluso el vidrio», avisan los doctores.
«Es capaz de llegar hasta la dermis media y provocar quemadura directa sin causa eritema (enrojecimiento de la piel)», añaden. Esto provoca:
- Envejecimiento prematuro
- Disminución de la función inmunitaria
- Favorece la producción de cataratas
- Interviene en el desarrollo de algunos cánceres de piel
- Degradación del colágeno
La luz UVB, por otra parte, «ocasiona una pigmentación indirecta y el engrosamiento de la piel». Además, da lugar a un «bronceado tardío», y «favorece a la síntesis de vitamina D». «Una exposición agua puede producir carcinogénesis y un daño del ADN epidérmico», así como las típicas quemaduras que sentimos en verano.
Por último, la UVC «tiene pocos efectos sobre la salud humana» y «se utiliza como germicida». «Una exposición accidental puede producir dolor que se calma a los pocos días», han calmado García y Gimenzo.
¿A qué hace referencia el SPF?
Lo que más ocupa espacio en el etiquetado de las cremas solares es, sin duda, el Factor de Protección solar (FPS en español y SPF siglas en inglés). Un método de verificación creado en 1994 que evalúa el efecto protector frente a la radiación UVB.
El SPF indica el tiempo que se puede permanecer en el sol con la piel protegida en comparación con la piel sin protección hasta la aparición de un eritema. El nivel de fotoprotección frente a la radiación solar UVB puede ser:
- Bajo: 2, 4, 6.
- Medio: 8, 10, 12.
- Alto: 15, 20, 25.
- Muy alto: 30, 40, 50.
- Ultra: superior a 50.
Se determina por un ratio que mide la diferencia entre lo que aguanta la piel sin quemarse con crema y sin crema.
- «El SPF es el tiempo que se puede permanecer al sol sin quemarse, si la piel tiene un margen de 20 minutos sin protección y a partir de aquí empieza a quemarse, un factor de protección solar de 50, protege 50 veces más que sin él, 50×20=1000 minutos más cuando se aplica el protector 20 minutos antes de la exposición al sol, se debe repetir cada dos horas o después de bañarse».
Por lo tanto, estas cifras solo hacen referencia a los rayos UVB. Si el etiquetado de una crema solar asegura que también protege contra las radiaciones ultravioleta A, situando UVA dentro de un círculo, esto quiere decir que «un tercio de la protección que ofrece frente a UVB corresponde a UVA».
Por último, sobre el SPF, los doctores insisten en recordar que «no hay diferencia entre SPF de 50 y de 100», a pesar de que han aparecido cremas solares nuevas que afirman que tienen más factor de protección. «Es solo una operación de marketing en la que los usuarios pueden pensar que están más protegidos del sol cuando no es así», avisan García y Gimenzo.
Entonces, ¿cómo puedes decidir qué crema solar necesitas?
Begoña García asegura que es importante saber cómo es tu día a día para elegir una crema solar que te proteja mejor y presupuesto que se adapte a tu bolsillo.
«Los filtros influyen muchísimo en el precio final del producto», avisa. Por eso, si buscas una crema solar que proteja contra todo el espectro mencionado antes, es normal que se encarezca frente a otras más básicas.
«Si pasas mucho tiempo delante de una pantalla, es normal que quieras protección contra los infrarrojos», comenta. «Si vas todos los días a la oficina, lo ideal sería una protección de amplio espectro», ya que «tanto los infrarrojos como la luz azul aceleran bastante el envejecimiento».
No obstante, si solo miras el móvil un par de veces al día o solo vas a la playa, «un protector sencillo de protección muy alta con SPF de 50, con filtros químicos y físicos mezclados, es perfectamente eficaz y segura»: «Lo básico».
A este tipo, es normal añadirle una «resistencia al agua»: «Así cambia la formulación, pero está pensando para resistir la sudoración o hasta dos baños de 20 minutos. En total, 40 minutos de resistencia al agua antes de volver a aplicarte».
Por último, otro tipo de fórmulas de crema solar que puedes elegir son aquellas en forma de spray o con color, para poder reaplicarlas estés donde estés y aunque te hayas maquillado ya.
«Los filtros se agotan porque se van absorbiendo los rayos» y, aunque la reaplicación varía según nuestro fototipo, la normal general es que, cada dos horas, haga falta volver a aplicar crema solar.
Por eso, hay que tener en cuenta todas las casuísticas del día a día para que las exposiciones de manera prolongada a los rayos ultravioleta o infrarrojos no tengan un efecto duradero en la piel.
Como sea, todas estas características específicas deben estar obligatoriamente mostradas en el etiquetado más grande y, si no son mencionadas, puedes dar por hecho que no lo cubre.
Lo normal es que proteja contra las radiaciones UVA y UVB porque solo las fórmulas opacas de protectores solares físicos son capaces de reflejar las radiaciones de la luz visible y los infrarrojos.
La doctora Celia Sanz García y el profesor Julio Cortijo Gimenzo de la Universitat de Valencia concluyen que «actualmente algunas casas comerciales tienen protectores solares con filtros que actúan frente a los UVA largos, luz azul e infrarrojos, pero también se deben tener cuenta las medidas tradicionales de protección frente a las radiaciones solares como son ropa, sombreros, paraguas y protegerse directamente de la luz solar, ya que muchas veces no es suficiente utilizar un protector solar».