Unos años coincide y otros, no. Pero los años en los que al Gran Premio de los Países Bajos, en el precioso y bucólico trazado de Assen, conocido como la catedral del motociclismo, le sigue, de inmediato, es decir, la semana siguiente, el Gran Premio de Alemania, como ocurre ahora, en el no menos impresionante circuito de Sachsenring, muchos ‘enfermos’ de la velocidad (y hay muchos) que viven y trabajan en el paddock de MotoGP aprovechan la ocasión y se desplazan en coche a la localidad alemana.
Ese viaje tiene trampa. Evidentemente, de los 1.200 habitantes del ‘paddock’, la mayoría de ellos regresan a sus casas y, este jueves, volverán a Sachsenrig. Pero hay varias decenas que suelen desplazarse con otros colegas y/o amigos, con la intención de hacer una paradita, lunes y martes, en la localidad alemana de Adenau, que es donde se ubica, en los bosques de la región de Eifel, el tremendo, el impresionante, mítico y único trazado de Nurburgring.
Puro vértigo
El motivo no es otro que Adenau, Nurburgring, es el lugar del mundo donde hay más chalados, locos, enfermos de la velocidad, de las carreras, de los coches deportivos, racing, más impresionantes. En cada casa de Adenau hay un coche de carreras, sea clásico o moderno. Todos funcionan y, cómo no, como les ocurre a aquellos que se detienen durante dos días o tres en este pueblecito de la Renana-Palatinado, todos, un día u otro, se meten en el impresionante circuito de casi 21 kilómetros, con 40 curvas de izquierdas y 50 de derechas, para disfrutar de su pasión por la velocidad.
Nurburgring está abierto determinadas horas a la semana para que todo el que lo desee entre con su coche o el coche que alquile en cualquiera de los talleres, inmensos, con coches lujosos y no tan lujosos, que hay alrededor del trazado. Cada vuelta, depende del coche, cuesta entre 25 y 30 euros. El precio de los ‘coches de carreras’ varía mucho, no solo del garaje donde vayas sino, también, de modelo que alquiles. Un buen garaje te alquila un veloz Ford Fiesta ST por 680 euros, para dar cuatro vueltas al trazado que el mítico Jackie Stewart, ganador de tres títulos mundiales de F-1 (1969, 1971 y 1973), llamaba el ‘Infierno Verde’.
Eso sí, si quieres velocidad de verdad, incluso un poco de vértigo y algo de riesgo, entonces puedes alquilar, también para cuatro vueltas, que son un montón de kilómetros y minutos, un Porsche GT3 RS, al precio de 4.900 euros. Pero, hay un ‘pero’, debes depositar una fianza de 10.000 euros porque un Porsche enamora demasiado.
“No hay duda de que Nurburgring es la meca de los que nos gusta correr, sin ser profesionales de la velocidad”, señala Jesús Robledo, uno de los mejores fotógrafos del Mundial de MotoGP y, en su momento, probador de coches de alta gama. “Si quieres correr, debes hacerlo en condiciones de seguridad, sin poner en riesgo a los demás. No puedes salir a la carretera y volverte loco, poniendo en peligro tu vida y la de los otros conductores. Eso, ni tiene sentido ni sirve para correr. Si vienes aquí, disfrutas, aunque también tienes que ir con mucho cuidado porque, mientras estas dando la vuelta a la pista, a tu velocidad, a tu ritmo, te encuentras muchos vehículos que no van tan deprisa como tú, pues están disfrutando, a su estilo, de un trazado mítico”.
Si sufres un accidente, la broma te puede salir por un ojo de la cara. Ya ni te cuento si te has atrevido a alquilar un Porsche GT3 RS. Si lo destrozas, deberás abonar 150.000 euros. “El circuito”, cuenta Robledo, “tiene comisarios de pista en su interior, que observan que todo sea correcto y, por supuesto, te multan si haces algo inadecuado. Y, si sufres un accidente, tienes que pagar la grúa, la hora de los comisarios, los desperfectos que has causado en el trazado, los daños del coche…y, también, claro, las horas en que has inmovilizado todo el circuito, porque esto es, fundamentalmente, un negocio. Total, mejor que no te salgas”.
Si paseas por Adenau todo, todo, tiene relación con la velocidad, con los coches. Cualquier local, cualquiera, es un museo al deporte del motor. Nurbugring no solo es un paraíso de los amantes de la velocidad sino que, incluso, es uno de los mejores bancos de pruebas de los fabricantes y, sobre todo, preparadores, cuyos pilotos de prueba se meten en el trazado para hacerles un profundo test a los nuevos modelos o preparaciones.
El Nurburgring actual es muchísimo más veloz y seguro que el de hace algunos años, pues ha sido totalmente reasfalto, gastándose un montón de millones de euros, ya que el trazado es larguísimo, sinuoso y está metido en mitad de un bosque. Ni que decir tiene que muchos aficionados suelen ir con un spray en su coche y, de pronto, se detienen en algún punto del circuito y dejan un dibujo, un recuerdo, una frase, una firma, una dedicatoria, algo relacionado con el mundo de las carreras, como testimonio de su presencia en el mítico escenario alemán, donde se siguen celebrando carreras, como las no menos míticos 24 Horas de Nurburgring, de resistencia.
«Los coches de Nurburgring son máquinas para correr, no son coches de ‘postureo’, tipo los Lamborghini ‘Aventador’ que ves en Marbella o en Montecarlo. El que entra aquí, entra para disfrutar de las 90 curvas. Aquí no importa el crono, aunque muchos lo busquen»
“Hay gente en la zona, trabajadores de todo tipo, que pagan un pase permanente, no sé si son unos 1.000 euros al año y, finalizada su jornada laboral, entran con su coche particular y se relajan dando una vuelta por el mítico trazado”, explica Alejandro Ceresuela, fotógrafo de los hermanos Marc y Àlex Márquez, que también ha vivido la experiencia de rodar esta semana en Nurburgring, mientras se dirige a Sachsenring. «Los coches de Nurburgring son máquinas para correr, no son coches de ‘postureo’, tipo los Lamborghini ‘Aventador’ que ves en Marbella o en Montecarlo. Aquí hay un montón de Porsches y un montón de GTI. El que entra aquí, entra para disfrutar de las 90 curvas. Aquí no importa el crono, aunque muchos lo buscan. Aquí vienes a disfrutar, a hacer manitas, a pasarlo bien sin miedo a las multas”, te dice este ‘precision driver’.
Entras en cualquier local de Adenau y todo gira alrededor de los coches de deportivos, de los coches de carreras, de los complementos para la conducción racing, desde guantes hasta zapatillas de gamuza con un tacto exquisito en sus suelas para sentir el acelerador, los frenos y el embrague, pasando por cascos o todo tipo de indumentaria, por ejemplo, ropa de las grandes marcas y patrocinadores de ‘motorsport’, desde libros de historia del automovilismo hasta maletas de Martini, Gulf, Lancia, Ferrari, McLaren.
El pueblo de las carreras
Los locales, todos, están decorados, preciosamente decorados, con fotos de carreras, de pilotos campeonísimos, muchos de ellos posando con la gente que había en el local aquel día, trozos de carrocerías, todo tipo de llantas, neumáticos, dorsales y, por descontado, miles de autógrafos. Antes de sentarte a comer en cualquier restaurante o cafetería, te pasas media hora haciéndole fotos a sus paredes donde están plasmados miles de recuerdos.
Adenau es, fuera y dentro del circuito de Nurburgring, una pasarela de coches preciosos, carísimos (casi todos), vestidos de carreras, auténticos y tuneados, de profesionales y de aficionados, de locos por la velocidad y de, simplemente, aficionados que acuden con familiares jóvenes, para disfrutar de ese ambiente, que es, ciertamente, único. No hay duda de que si hay una meca del ‘motorsport’, ésa es Adenau y el trazado clásico, antiguo, tradicional y mítico de Nurburgring.