Roland Dumas, que fue ministro de Exteriores en varios períodos de los dos mandatos del presidente socialista francés François Mitterrand, y del que también fue uno de sus grandes confidentes, ha fallecido este miércoles a los 101 años.

Dumas fue jefe de la diplomacia francesa entre 1984-86 y 1988-1993, y en 1995 fue nombrado presidente del Consejo Constitucional por el propio Mitterrand.

Sin embargo, Dumas también fue uno de los rostros del lado menos amable del ‘mitterrandismo’, ya que con frecuencia se encargó de tareas secretas que terminaban siendo justificadas en torno a la «razón de Estado», tanto dentro como fuera del país, según recuerdan los medios franceses.

Nacido en 1922, Dumas fue resistente durante la ocupación nazi, en la que su propio padre fue fusilado en 1944 por sus actividades contra los ocupantes.

Después fue abogado, especializado en casos escándalosos que afectaban a famosos franceses o a dignatarios extranjeros. Tras la llegada en 1981 a la presidencia del socialista Mitterrand -del que era colaborador-, Dumas se encargó de tareas extraoficiales en las que el Gobierno no quería verse implicado, con frecuencia relativas a dictadores.

Fue ministro durante la negociación e implementación de Tratado de Maastricht que dio nacimiento a la actual Unión Europea (UE).

Tras perder su escaño en la Asamblea Nacional en las elecciones de 1993, pasó al Consejo Constitucional en 1995, de donde tuvo que salir en 2000 por un escándalo de corrupción en la empresa petrolera Elf, que le supuso una condena a prisión, anulada en apelación.

Su papel en ‘El Guernica’

Dumas tuvo también un papel «fundamental» para conseguir que el famoso cuadro del ‘Guernica’ llegara a Madrid desde EEUU, tal y como reconoce el Museo Reina Sofía, que acoge la obra maestra del pintor español Pablo Picasso.

«Gracias a su esfuerzo podemos contar con un icono de la pintura como ‘El Guernica’, fundamental para la colección del Museo Reina Sofía», ha señalado a Efe el director del centro, Manuel Segade.

La implicación de Dumas en el traslado del ‘Guernica’ empezó primero con una labor en contra de la reclamación del cuadro por parte del Gobierno de Franco, a lo que se opuso rotundamente Picasso, que a finales de los sesenta pronunció su famosa frase: «Guernica pertenece al pueblo español y a la República».

El pintor malagueño contrató a Dumas para que le ayudara a frenar el deseo de Franco y el abogado se encargó en 1969 de advertir a William S. Lieberman, entonces director del Museum of Modern Art de Nueva York (MoMA), donde ‘El Guernica’ estaba desde 1946, que el traslado del cuadro a España iba en contra de la voluntad de Picasso.

Tras la muerte del dictador en noviembre de 1975 y dos años después de la muerte del pintor, Dumas se convirtió en el abogado de sus herederos, y se encargó de defender sus derechos morales sobre la obra, además de actuar como su interlocutor con el Gobierno español. ‘El Guernica’ llegó finalmente el 11 de septiembre de 1981 y el público pudo verlo ya a finales de octubre.

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