Hace unos pocos años, cuando aún merodeaba la facultad del periodismo y eso es hace nada -siempre será así-, un profesor nos recomendó la lectura de un libro del escritor y compañero de profesión Álex Grijelmo. Se titula “La seducción de las palabras” y es una obra de 2007, cuando aún leíamos mucho el periódico y apenas consultábamos las ediciones digitales unos cuantos progres, en el sentido literal de la palabra, que ahora el aroma es otro. Precisamente por ahí iba el asunto, por la forma en la que el ámbito periodístico y sobre todo el político aprovechan y deforman las palabras para llegar a un determinado fin, siempre en favor propio y en detrimento de su oponente.

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