El Gobierno aprobó la pasada semana de manera definitiva la gran subida de la tasa que pagan las centrales nucleares para financiar los costes de desmantelar todos los reactores, de construir siete almacenes nucleares por todo el país y también un gran cementerio nuclear donde se guardarán los residuos radiactivos para siempre. Las grandes eléctricas, propietarias de todas las centrales nucleares españolas, han presionado conjuntamente durante meses para intentar frenar el golpe millonario que sufrirán sus cuentas por el alza de la tasa. Pero ahora hay una división entre los grandes operadores nucleares sobre la batalla legal contra la subida.

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