Rocío Madrid vuelve a Barcelona con ‘Lo nuestro estaba cantando’ en el Eixample Teatre. Un musical de creación propia, con autores de aquí, dando visibilidad al talento que hay en este país. Rocío, junto a Jaume Casals, darán vida a Joel y Daniela. Una pareja que decide divorciarse después de haber discutido por todo. Atrapados en un ascensor de los juzgados, repasan su vida en pareja, y descubrirán que lo pasado en realidad… «estaba cantado«.
La artista aterriza en Barcelona el próximo viernes 5 de julio y el sábado 6 de julio para entretener al público. Además, la pareja regresará al maravilloso Eixample Teatre en septiembre, concretamente el viernes 13 y el sábado 14. Cuatro funciones únicas en la que el público no dejará de reír. Compra aquí tus entradas.
Por este motivo, Rocío Madrid ha atendido telefónicamente a ‘Mundo Deportivo’. La artista nos ha hecho un balance de su vida sobre los escenarios y de sus pasos en la televisión de la mano de ‘Crónicas Marcianas’, ‘Tu cara me suena’, ‘Expedición Imposible’ y ‘Supervivientes 2024’.
Pregunta: ¿Cómo es seguir poniéndose en la piel de Daniela, cuando llevas más de tres años interpretándola?
Rocío Madrid: En todos los proyectos pones ilusión y ganas, yo amo lo que hago, pero este especialmente tiene mucho valor emocional, porque tiene una historia que me toca muy personalmente. Miguel de Molina, que fue quien lo creo, con quien lo estrenamos y quien lo dirigió, y falleció al final, de hecho, esto era como una de sus últimas voluntades, una de sus últimas ilusiones. Él siempre ha sido un gran productor de teatro musical, con él he trabajado en el festival de Teatro Clásico de Mérida. Siempre me decía que algún día dirigiré un musical y tú serás la potra. A él le hubiera encantado ver cómo este proyecto lleva tantos años en cartel. Siempre terminanos teniendo el mismo éxito. Para mí volver a estar con Daniela encima del escenario es un regalo por muchos motivos. A nivel profesional tocas todos los palos y después por la parte personal.
P: Además, encima del escenario no estás sola, sino que estás con el actor Jaume Casals, ¿cómo es trabajar con él?
R.M.: Trabajar con Jaume es pasárselo bien y reírse mucho. Y cuando ya estamos seguros del texto y de todo, pues empiezan las ‘putaditas’, sobre todo con el catalán, siempre me suelta alguna. Me cuesta mucho trabajo pronunciar y al público y a él le hacen mucha gracia. Yo lo paso canutas, pero me va cambiando palabras, palabras que tengo que repetir por guion. Es un actor maravilloso, es un regalo, con muchísimo talento.
P: ¿Qué es lo que más te repite el público cuando acaba de ver la obra?
R.M.: Lo que más me repiten, sin duda, es, ¡oye, qué bien cantas!. A pesar de que llevo media vida cantando y haciendo teatro musical, he hecho ‘Tu cara me suena’, yo creo que ha quedado claro que puedo cantar. Pero para el público que aún tiene la imagen mía de cuando era pequeña en ‘Crónicas Marcianas’, como que les sorprende que pueda cantar. Yo encantada, para un actor no hay nada más gratificante que sorprender al público que te está viendo, siempre es un piropazo. La gente sale encantada de la obra.
P: Has hecho mucho teatro, pero ¿cuál es el género con el que te sientes más cómoda encima del escenario?
R.M.: Te diría que con cualquiera de ellos. A ver, los musicales tienen una parte muy bonita y muy divertida, porque para un actor que tiene esa cualidad y que puede hacer un poco todo puede cantar, puede bailar y puede interpretar. La comedia musical es donde me siento más cómoda. Pero ‘Monólogos de una vagina’ fue un reto, porque era una función como tal, con un hilo narrativo, pero después tenía momentos de monólogos y, claro, yo el tema monólogo, no lo había tocado en mi vida y puede parecer muy sencillo, pero hacer un monólogo de humor bien hecho y que la gente se ría es lo más complicado a lo que yo me he enfrentado en toda mi carrera. A veces el público valora a un buen actor por como siente, como llora, pero realmente es mucho más difícil hacer reír al público que hacerlo estremecer. Arrancar una sonrisa al público y en teatro, que son tú a tú, que ahí no hay un retomamos, vamos a primera hora, repetimos… ahí hay una única oportunidad y lo consiguen o no lo consiguen. Me siento cómoda en todos, monólogo también, pero si me tengo que quedar con una me quedo con la comedia musical.
P: Yo es que soy muy fan del teatro musical, es un género muy vivo.
R.M.: Pero sobre todo cuando las canciones están bien hiladas, que es lo que pasa en ‘Lo nuestro estaba cantando». Como consumidora del teatro musical, quizás, lo único que sí que me da un poco de rabia, sobre todo, en el teatro musical nacional. Es que muchas veces es como: ‘Para la historia, canto, paro la historia, canto…’. Llega un momento que cuando es un musical de dos actos es como vamos a darle agilidad. En ‘Lo nuestro estaba cantado’ la trama sigue a través de las canciones. Esto hace que el espectador no desconecte ni durante un segundo, por eso la gente sale tan contenta.
P: ¿Cuál es ese género que se te resiste y quieres probar?
R.M.: Sin duda, el cine. Lo que pasa es que yo ya he tirado la toalla. Es que es un mundillo complicado, porque si analizas la cartelera del cine español, las caras se repiten una y otra vez. Lo que pasa es que cuando eres actriz y lo dices parece que lo digas desde el enfado, o desde el ‘si claro como tú no estás’. Lo digo como crítica constructiva. No tengo ningún problema en decirlo, porque me parece que es una pena, porque hay muchísimo talento en este país que están muy desperdiciados en el cine, porque parece que solo existen 15 caras. Siempre son los mismos actores que hacen una película tras otra, pero es que lo que pasa que por muy bien que haga su trabajo no te puedes quitar de la cabeza la película que estrenó la semana pasada. Es un poco exagerado. Directores de casting y productores deberían ser más valientes de apostar por caras nuevas o que vienen de la ficción nacional. Es muy complicado, te diría que en mis 20 años de carrera no he hecho ni una audición para el cine, jamás. Dicen directamente, ‘uf, viene del teatro, de la tele…’.
P: Luego está el ejemplo de Chanel, que viene del teatro musical, y dejó a todo el mundo con la boca abierta.
R.M.: A Chanel le amamos tanto. Primero, por el talentazo que tiene, que es brutal, que lo que ella hace lo hacen muy pocas personas en este país. Y consiguió algo muy complicado, una actriz que viene de ser un soldado raso… Lo que ha conseguido de ser bailarina a ser potra y a demostrar lo que ha demostrado en Eurovisión. A nosotros nos da como un poco de esperanza de que se puede. Al final es verdad que ahí sigue ella luchando por su música, pero esta profesión no es nada sencilla. Lo bueno es que no tenemos edad límite, podemos morirnos de un momento a otro.
P: Seguro que cuando menos te lo esperas llega el cine.
R.M.: Bueno… antes me frustraba y no lo entendía. Además, yo es que soy muy Géminis, entonces las cosas que nos son justas, sean para mí o para mi alrededor, es como que me frustro y me enfado. Es un proceso de entender que no es no, ya lo veo desde otro punto, ya no me enfada. Yo creo que el trabajo que hace un actor en teatro es igual de valioso o más que un actor de cine. Al final un actor de cine se hacen quince, veinte tomas de la misma secuencia y en el montaje se coge cada segundo, donde el actor está más brillar y donde el director cree que está mejor. Hay muchas más papeletas de que tu trabajo luzca más en cine, que no en teatro, que al final, como te he dicho antes, es una lanzada al vacío diaria. Ahí no hay dobles caras ni hay luces que te favorezcan. Allí eres tú, tu talento y el público. La inseguridad es la criptonita del actor.
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P: ¿Qué consejo te gustaría que te hubieran dado cuando empezaste esta carrera artística?
R.M.: Si te digo la verdad, el consejo que yo me hubiera dado, me lo hubiera y no, porque es un consejo que va en contra de mis principios, de como yo tengo que mostrarme ante la vida. Es intenta no ser tan tú cuando te sale ser tú. Porque yo a veces tengo esta cosa, este sentido de lo que es justo e injusto. Y esta profesión, pues tiene una parte que muy de off de record y es muy de llevarte bien con gente que incluso que te trata mal y de no respetarte a ti mismo, con tal de agradar al que está por encima de ti y que manda. Y yo eso… quizá yo podría estar en otro punto de mi carrera, si no hubiera sido tan yo. Y si no me hubiera revelado con, pues a lo mejor con directores de cadenas que me están faltando al respeto. Y entonces, pues yo en vez de callar me lo cojo y le digo lo que me parece. Yo me he visto en esta situación. Con la perspectiva que da el tiempo y la madurez te dices no tendrías que haberlo hecho, porque claro, te cierra puertas. Pero, por otro lado, me siento muy orgullosa de haberle dicho cuatro cosas a una persona que todo el mundo piensa lo mismo de él, porque es mala y porque utiliza su posición de poder para eso, para abusar de él. Diría que quizá fuera tuviera más mano izquierda a la hora de decir la cosa que piensa.