El Supremo de EEUU ha dado a conocer este lunes una decisión trascendental sobre la inmunidad del expresidente Donald Trump. El Alto Tribunal ha no se ha pronunciado acerca de si el magnate está por encima de la ley en este caso, sino que ha sentenciado que Trump no puede ser juzgado por los hechos que tuvieran que ver con su responsabilidad como presidente del país, y, al mismo tiempo, que esa inmunidad no cubre aquellos actos «no oficiales». Hasta ahí.

El precedente es histórico porque hasta ahora la inmunidad de los presidentes estadounidenses no estaba garantizada. Cabe recordar que no aparece ninguna mención a la misma en la Constitución del país, sino que se trata de una interpretación histórica de los tribunales de la separación de poderes, que siempre han reconocido los «riesgos únicos» que tiene el cargo. El mejor ejemplo es el de Richard Nixon, quien presumía de que nada puede ser ilegal si lo hace un presidente, pero terminó aceptando el perdón de su sucesor para evitar ser juzgado.

Tras el fallo, deberán ser los jueces de otras instancias quienes determinen si el exmandatario puede ser juzgado tanto por los hechos que rodearon las elecciones de 2020 como por el resto de delitos de los que está acusado y en proceso de juicio. Trump está acusado de intentar revertir el resultado de los comicios, más instar al asalto al Capitolio en el que murieron cinco personas, pero también de llevarse papeles clasificados a su mansión de Florida y de intentar revertir el resultado de las elecciones en Georgia.

El caso de los pagos a la exactriz porno Stormy Daniels ya está visto para sentencia. Pero el equipo legal de Trump ya está haciendo todo lo posible para que la audiencia en la que va a conocerse la condena se suspenda, que estaba prevista para la semana que viene, según la CNN. De ser así, en este caso también podría evitar una condena en firme antes de las elecciones.

El magnate neoyorkino ha recibido con alegría la noticia del Supremo, ya que le permite ganar tiempo e incluso desactivar el caso si venciese en las elecciones en noviembre. Es así puesto que si para entonces el juicio no ha empezado -lo que a día de hoy parece más que probable- podría ordenar al Departamento de Justicia, que depende del Gobierno, que abandone el caso. Si Trump no gana las elecciones y el juicio sigue adelante, podría apelar la decisión, con lo que terminaría de nuevo en manos del Supremo.

De su lado, las tres jueces progresistas del Alto Tribunal han mostrado su preocupación por el fallo en la propia sentencia. En una opinión particular, algo típico de la justicia del país, Sonia Sotomayor ha dejado por escrito que con la decisión Trump queda como «un rey por encima de la ley» y que tiene «miedo por la democracia» estadounidense. De su lado se ha posicionado la prensa progresista del país: en su editorial, el New York Times ha calificado el fallo de «un regalo de valor incalculable» para Trump y para «todos los futuros presidentes que pretendan incumplir la ley».

Trump, un «rey por encima de la ley»: «¿Ordenar un golpe de Estado? Inmune»

La jueza del Supremo Sonia Sotomayor

«El principio de que nadie está por encima de la ley se ha dejado de lado», ha lamentado el periódico. «En la misma semana en la que la nación celebra su fundación (…) los presidentes pueden llevar a cabo acciones una vez impensables, como animar a llevar a cabo una rebelión en el Congreso de EEUU, sin miedo a ir a la cárcel después o a ser legalmente responsabilizados». «¿Ordenar al equipo 6 de los Navy SEAL que asesinen a un rival político? Inmune. ¿Organizar un golpe de Estado militar para mantener el poder? Inmune. ¿Aceptar sobornos a cambio de un indulto? Inmune, inmune, inmune», remachaba el clavo la jueza Sotomayor.

Los casos en Florida y Georgia

Ahora el caso continuará en un juzgado federal de Washington que está en manos de la jueza Tanya S. Chutkan, nombrada por el expresidente Barack Obama, quien lo estaba llevando cuando hace más de seis meses se congeló por la discusión sobre la inmunidad del presidente. Pero no solo seguirá en la capital del país: también lo hará en los otros dos lugares en los que Trump está siendo juzgado, donde los abogados del presidente buscarán apoyarse en la sentencia de este lunes para usarla a su favor.

Por tanto, la pregunta que todos deberán contestar será si los hechos de los que se acusa al expresidente nacieron de actos oficiales, de decisiones que tuvieron que ver con su papel como máximo responsable del Gobierno -en cuyo caso sería inmune y por ende no podría ser juzgado- o por hechos no oficiales o decisiones que tomó en privado, como candidato a volver a ocupar la Casa Blanca. No existen precedentes que ayuden a diferenciar una cosa de la otra, y los jueves no han incluido una guía ni definición alguna, tan solo algunos ejemplos, lo que ha provocado todo tipo de dudas.

La jueza Chutkan deberá decidir sobre los intentos de Trump de convencer con mentiras de que se estaba cometiendo fraude en las elecciones de 2020, sobre sus intentos de convencer a altos cargos de cambiar los resultados y sobre su plan de crear electores falsos para que declararan que él había ganado en estados clave en los que en realidad había perdido. Y también por sus presiones a su vicepresidente, Mike Pence, para que no certificase que Biden había ganado, además de por incitar a la violencia y el caos que terminó con el asalto al Capitolio.

En cambio, en Florida Trump se enfrenta a 40 cargos federales, acusado de llevarse documentos clasificados a su mansión de Mar a Lago, lo que podría haber supuesto una amenaza para la seguridad del país, y por después haber rechazado devolverlos cuando así se le pidió. Este caso está pospuesto de forma indefinida por el momento, pero ya antes de que se suspendiera los abogados de Trump reclamaban su inmunidad.

En el de Georgia, el magnate está acusado de interferir en el resultado de las elecciones de 2020. Este juicio también está paralizado mientras se decide si la fiscal del distrito Fani Willis puede seguir en el mismo, tras haber sido acusada de conflicto de interés. Asimismo en este caso los abogados del expresidente han pedido que se respete la inmunidad del acusado.

«La pregunta que tenían los jueces por delante en el caso Trump versus Estados Unidos era: ¿es Trump inmune ante un posible juicio por los crímenes que le acusó de cometer el fiscal Jack Smith mientras era presidente? La respuesta debería haber sido obvia: no, los presidentes no pueden cometer crímenes que busquen obstruir el traspaso pacífico del poder sin afrontar consecuencias. De hecho, hasta donde sé, ningún tribunal jamás ha mantenido que un presidente pueda ser inmune ante crímenes, bajo ninguna circunstancia», ha mostrado su decepción la exprofesora de derecho constitucional en Harvard Laurence H. Tribe.

Lo que parece evidente es que si Trump pierde las elecciones, las tachará de nuevo de fraude. Y si gana, tomará nota de lo que el Supremo ha dicho hoy y actuará en consecuencia.

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