«Una cosa son las cifras, 188 policías asesinados en España en atentados terroristas, y otra muy distinta ver las caras de las personas, ver sus fotos, con una vida truncada de la manera más cruel a injusta que se pueda pensar. Pero nos toca reconocerlos y mantenerlos siempre en la memoria». La delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa, no pudo ocultar su emoción al arrancar con estas palabras su discurso al primer homenaje que se tributa a los agentes y mandos de la Policía que cayeron, víctimas del terrorismo, entre 1968 y 2015. Una de esas fotos, proyectadas en dos grandes pantallas, fue la del inspector jefe Enrique Nieto, asesinado por ETA en 1995 ,cuando era el jefe de la Brigada Antiterrorista en San Sebastián.
La ovación de compañeros y familiares no se hizo esperar cuando en la Sala de Cristal del Palacio de Congresos de Oviedo sonó su nombre: Enrique Nieto Viyella, el único policía asturiano abatido en un atentado terrorista. El primer homenaje a los policías víctimas del terrorismo, un tributo que se instaura desde este año, el del bicentenario de la Policía Nacional, tenía otros protagonistas, «las familias rotas, marcadas por la barbarie del terrorismo, que han afrontado traumas inimaginables», reconoció Delia Losa, que intercambió sentidos abrazos con Paola y Alba Nieto, las hijas del inspector jefe de Infiesto. Eran apenas unas niñas adolescentes cuando su padre recibió un tiro por la espalda, el 8 de junio de 1995. «Este acto es fundamental para las generaciones venideras, para que sepan lo que ocurrió y que no se repita, porque el terrorismo es una amenaza constante. De hecho, ahora estamos en nivel 4», recalcó Losa, que acabó su discurso con un triple ¡Viva!, a España, al Rey y a la Policía Nacional, contestado, sonoramente, por los asistentes.
Antes, el jefe superior de Policía de Asturias, Luis Carlos Espino, justificó este reconocimiento como «un acto de justicia, un deber ético y un acto de dignidad democrática» para con «quienes por proteger a los españoles dieron lo más importante que se puede dar, su vida, a la Policía Nacional», ante «una lacra que este país ha sufrido durante décadas, como es la barbarie terrorista». Subrayó el jefe superior «el daño físico y psicológico» que el terrorismo ha dejado tanto en los agentes de policía como en su entorno familiar, personal y profesional, «causando un sufrimiento que perdura en el tiempo porque no se ciñe ni siquiera con el cede de la actividad».
Espino explicó la elección elegida simbólicamente como fecha para este homenaje, que a partir de ahora tendrá lugar todos los años, el 16 de junio, en recuerdo a la inspectora María José García Sánchez, asesinada ese día de 1981 por un comando de la banda terrorista ETA en Zarauz, cuanto tenía solo 23 años. «Su asesinato nos privó de una mujer pionera, que representaba el progreso y la igualdad en nuestra institución», afirmó el jefe superior. La Policía asturiana ha realizado su homenaje descentralzado, tras el que tuvo lugar en Canillas (Madrid) el pasado 13 de junio, por tratarse de la fecha más próxima en la que ha sido posible.
La Policía Nacional de Asturias «no se libró de la barbarie terrorista como primera línea de defensa de las instituciones democráticas», aludió Espino, quien recordó el ataque con tres granadas desde los jardines de la plaza de toros sobre el cuartel de Buenavista, a las ocho de la mañana del 21 de julio de 1997. «Aunque la intención era provocar una auténtica masacre al coincidir con el cambio de turno, afortunadamente solo hubo que lamentar dos heridos leves», relató el jefe superior. «Otras veces no tuvimos tanta suerte. El asturiano Enrique Nieto Viyella, nacido en Infiesto (Piloña), fue asesinado por un criminal de ETA que le disparó por la espalda cuando regresaba a su casa. Quiero agradecer a su familia que nos acompañe y trasladarle nuestro cariño, afecto y gratitud», destacó Espino.
La ceremonia acabó con el tributo de una corona en homenaje a los caídos al son de «La muerte no es el final» y con el himno de la Policía Nacional.
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