De las 3.000 empresas emergentes españolas que, según cálculos de Enisa, pueden recibir el sello oficial de ‘startup’, solo una tercera parte dispone ya de él. Y, de hecho, poco más de la mitad se ha interesado en tenerlo. Así lo indican los datos hasta abril de esta empresa pública dependiente del Ministerio de Industria y Turismo que se dedica a impulsar la innovación entre las empresas pequeñas y medianas, bien sea financiando sus proyectos, bien sea calificándolas oficialmente de ‘startup’ para que accedan a muchas de las ventajas que la ley tiene previstas para ellas desde hace año y medio.

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