El regreso a la primera línea política del populista Nigel Farage ha supuesto un nuevo dolor de cabeza para el Partido Conservador en la campaña para las elecciones generales en el Reino Unido. El partido ‘Reform UK’ ha tenido un ascenso meteórico en las encuestas desde que Farage tomó las riendas de la formación a principios de junio y anunció su candidatura por la circunscripción de Clacton, en el que será su octavo intento de lograr un asiento en la Cámara de los Comunes. El líder ultraconservador, uno de los principales impulsores del Brexit, ha logrado en pocas semanas colocar a su nuevo partido a poca distancia de los ‘tories’, que podrían incluso verse superados en porcentaje de votos en los comicios del próximo 4 de julio.
Farage ha logrado capitalizar el descontento de una parte importante de los votantes con el Gobierno del primer ministro, Rishi Sunak, quien ha sido incapaz de dar respuesta al aumento del coste de la vida y de cumplir con su promesa de acabar con las llegadas irregulares de inmigrantes a través del Canal de la Mancha. El líder populista se ha presentado como el único dispuesto a tomar decisiones drásticas para frenar la inmigración y para preservar la identidad nacional, así como para defender los valores tradicionales en la llamada “batalla cultural” contra la izquierda en materias como la identidad de género.
Presencia mediática
La popularidad obtenida en los años del Brexit y su constante presencia en los medios de comunicación, especialmente en su programa diario en el canal GB News, le han servido para atraer de nuevo al electorado conservador. “Es un hombre con carisma que atrae a ciertas personas gracias a su imagen de persona común”, explica el politólogo Peter Dorey, profesor de la Universidad de Cardiff y autor de varios libros sobre el conservadurismo en el Reino Unido. “Pero no deja de ser una imagen manufacturada. No hay que olvidar que se trata de un millonario que se educó en la escuela privada y que trabajó durante años en la City de Londres”, añade.
El discurso de Farage va dirigido a un sector de la población envejecido, nostálgico de los años del imperio británico y que votó mayoritariamente a favor del Brexit. Un grupo mayoritario en Clacton, una circunscripción con altas tasas de población inactiva y con altos índices de criminalidad donde el 70% de los electores votaron a favor de la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Fue en esta zona costera de Inglaterra, situada a unos 150 kilómetros al este de Londres, donde el partido liderado por Farage en los años previos al Brexit, el UKIP, obtuvo su primer representante en la Cámara de los Comunes. Una hazaña que aspira a repetir en estas elecciones.
Pocos representantes
A pesar de que las encuestas apuntan a que ‘Reform UK’ podría obtener entre un 15% y un 20% de los votos, llegando incluso a superar al Partido Conservador y a convertirse en la segunda fuerza más votada, el partido difícilmente logrará más de un puñado de representantes debido al sistema de voto no proporcional, que entrega el escaño al candidato más votado en cada circunscripción independientemente del margen respecto a sus rivales. “El Partido Conservador obtendrá muchos más representantes porque cuenta con un apoyo concentrado en las circunscripciones del sur de Inglaterra, mientras que el apoyo a Reform UK está mucho más repartido. El partido de Farage no logrará muchos escaños, pero sí quitarán suficientes votos a los ‘tories’ y abrirán la puerta a victorias laboristas o liberaldemócratas en asientos que anteriormente estaban en manos de los conservadores”, asegura Dorey.
Tanto Sunak como los principales líderes del Partido Conservador han insistido a lo largo de la campaña en que el voto a ‘Reform UK’ beneficiará al Partido Laborista, que podría convertirse en la fuerza más votada en circunscripciones tradicionalmente conservadoras. Algunos miembros del partido han planteado la posibilidad de llegar a un acuerdo con Farage para evitar que presente candidatos en asientos clave, algo que ya hizo en 2019 y que sirvió para que Boris Johnson obtuviera una clara mayoría en el Parlamento. Pero el líder de ‘Reform UK’ ha descartado la posibilidad, consciente de que el desgaste de los ‘tories’ es mucho mayor en esta ocasión y que esta es su oportunidad de presentarse como la auténtica alternativa al Partido Laborista.
Una hipotética victoria del partido populista sobre los conservadores supondría un duro revés para la formación de Sunak, que se verá obligada a iniciar un proceso interno para definir el rumbo del partido en caso de que se confirme la abultada derrota pronosticada por las encuestas. Algunos de sus miembros, especialmente en el ala dura, verían con buenos ojos la incorporación de Farage e incluso su nombramiento como nuevo líder conservador. Una decisión que rechazan de plano los diputados del sector más moderado del partido y que podría abrir una nueva brecha interna difícil de reparar.
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