Manuel González Noal, de 55 años, es un marinero de Porto do Son con muchas horas de vuelo. «Después de más de 30 años de oficio, imáginate cuántos aviones llevo; ya estaba casi para retirarme y me pasa esto», se lamenta desde la cama de un hospital en Brasil.
Manolo, como le conoce su entorno, atiende a Faro de Vigo, del mismo grupo editorial que este diario, muy dolorido y todavía con el susto en el cuerpo después de ser uno de los pasajeros heridos por las fuertes turbulencias que obligó al vuelo de Air Europa Madrid – Montevideo a hacer un aterrizaje de emergencia en el aeropuerto de la localidad brasileña de Natal.
«Nunca me quito el cinturón de seguridad, sean las horas de vuelo que tenga por delante, pero esta vez no lo llevaba puesto», reconoce el pescador gallego que «después de cenar, me puse a escuchar música y me quedé dormido. Creo que me desabroché para coger la cazadora que se me había caido al suelo, pero seguí durmiendo y ya no me volví a sujetar el cinturón», sospecha.
Así que cuando ocurrió todo, disfrutaba de un placentero sueño. «Sin aviso previo, el avión cayó de repente durante varios segundos, y fue cuando desperté, pero no pude reaccionar. Intenté agarrarme a lo que fuese, y cuando me di cuenta, estaba en el aire. Después el avión se escoró, caí, me golpeé en el costado, y me desmayé», relata Manolo que recuerda muchos gritos de resto de pasajeros, golpes, techos caídos, asientos destrozados y gente herida.
«Volví a despertar, esta vez con las palmaditas que me empezó a dar un médico en la cara. Me preguntó si podía aguantar, y qué le voy a decir, viendo el panorama. Así que tuve que esperar unos 25 minutos a que atendieran«, recuerda.
«Sin aviso previo, el avión cayó de repente durante varios segundos, y fue cuando desperté, pero no pude reaccionar. Intenté agarrarme a lo que fuese, y cuando me di cuenta, estaba en el aire. Después el avión se escoró, caí, me golpeé en el costado, y me desmayé»
Ya en el hospital al que le trasladaron fue sometido a varias pruebas, cuyos resultados no parecían mostrar ninguna lesión grave. Pero este curtido vecino de Porto do Son tenía mucho dolor: por fin comprobaron que se había roto cuatro costillas.
A la merluza en las Malvinas
El marinero gallego viajaba con otros dos compañeros de la misma localidad coruñesa a Montevideo, donde iban a embarcar hacia las Malvinas para la captura de la merluza en un barco de una pesquera viguesa. De los tres, él fue el único herido en este accidente, que dejó otros 30 afectados con diversas heridas de consideración.
El resto del pasaje, hasta completar los 325 integrantes del vuelo, fueron trasladados a un hotel de la localidad brasileña, a la espera de que Air Europa dispusiera otro avión para llevarles a su destino inicial: Montevideo. Algo que ya se ha producido, así que Manolo se ha quedado solo en su habitación del hospital, desde donde no ha parado de responder llamadas de teléfono, una de ellas la de su familia. En concreto, ha podido hablar con su mujer, con la que tiene dos hijas de 24 y 18 años, a la que ha podido tranquilizar después de contarle su terrible odisea.
Regreso a España
Durante la charla con Faro de Vigo, Manuel estaba a la espera de ser trasladado «a otro hospital mejor, donde también hay más pasajeros heridos ingresados», donde se someterá a más pruebas para valorar si está en condiciones de volver de regreso a España o debe seguir en observación: «Uff, lo veo bastante negro», confiesa, solo de pensar en tener que subirse a otro avión. .
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