A las ocho en punto, los primeros resultados de la primera vuelta de estas elecciones legislativas adelantadas aparecieron en las pantallas de la Sala Wagram de París, donde se encontraban más de 300 periodistas acreditados. Un suspiro conjunto pero sin sorpresas. “Voilà, lo que esperábamos, ¿no?”, decía uno de los periodistas acreditados.
Como auguraban los sondeos, la extrema derecha clara vencedora en la primera vuelta, aunque sin mayoría absoluta. Nada más conocerse los primeros datos, Jordan Bardella comparecía ante los medios: “La elección ahora está clara (…), el campo presidencial en gran medida queda desautorizado» y señala a la coalición de izquierdas como su única adversaria: “Por un lado, la alianza de los peores, la de los Nuevo Frente Popular reunido detrás de Jean-Luc Mélenchon, que conducirá al país al desorden, la insurrección y la ruina de nuestra economía. Por el otro, la Unión Nacional que tengo el honor de dirigir junto a Marine Le Pen, Eric Ciotti y nuestros aliados.»
Mientras él hablaba, miles de personas se concentraban en la Plaza de la República de París al grito de “no pasarán”, para protestar por la victoria de la ultraderecha. Una participación histórica, en la que, más de 12 millones de franceses han votado por Reagrupación Nacional, y sus candidatos están a la cabeza de 297 listas. La izquierda, por su lado, llamaba a construir un nuevo Frente Popular más fuerte y sólido para hacer barrera a la extrema derecha.
Un lunes de resaca electoral con muchas reflexiones sobre la mesa, y con poco tiempo de reacción. Sin tiempo que perder, desde primera hora de la mañana, el presidente francés junto con toda la cúpula del gobierno se encontraban reunidos en el Palacio del Elíseo para hacer balance de los resultados y trazar una nueva hoja de ruta. Lo mismo en Villa Le Pen y en el bastión del Nuevo Frente Popular. ¿Un nuevo cordón sanitario? ¿Un efecto ni-ni? ¿Nuevas alianzas?
«El cordón sanitario ya quedó muy dañado en 2022, y en esta ocasión es posible que no consiga remontar el vuelo», afirma para El Periódico, de Prensa Ibérica, el politólogo Arsenio Cuenca.
“Una alianza de deshonra”
La debacle del macronismo es una realidad, pero aun así, la mayoría presidencial no se rinde. Tras conocerse los resultados y las más de 300 triangulaciones por todo el territorio, Macron llamó a los suyos a retirarse en aquellas zonas donde, de las tres fuerzas, su candidato fuera el menos votado, para dar lugar a la izquierda y así potenciar el cordón sanitario. En total, está previsto que se retiren 60 diputados macronistas, aunque tienen hasta la tarde del martes para oficializarlo.
Un gesto que algunos lo han interpretado como una alianza ofensiva con la Francia Insumisa. “Creo que es una alianza deshonrosa en un sentido u otro. Los franceses no se dejan engañar”, denunció Jordan Bardella este lunes en TF1. Durante la campaña electoral, Macron había acusado a la Francia Insumisa de “inmigracionista”, pero parece que ahora, con la extrema derecha a las puertas del poder, el presidente prefiere recular. «Viendo que no hay consignas claras del macronismo, se van a perder muchos votos y vamos a vivir mucha competitividad por ganar ciertas circunscripciones que, en principio y en otro contexto no debería existir esa competencia», insiste Arsenio.
Esta estrategia frente a las triangulaciones formadas tras la primera vuelta, preocupan a muchos politólogos quienes auguran un posible efecto “ni-ni”: ni con Reagrupación Nacional, ni el Nuevo Frente Popular, y ante este fenómeno se pueden dar dos escenarios (o más, tratándose de Francia).
El escenario más temido es que el electorado macronista no quiera apoyar a esa coalición de izquierdas, en la que incluye al polémico líder insumiso, Jean-Luc Melenchon, y decida votar a Reagrupación Nacional. El otro escenario se centraría en la abstención, es decir, que los votantes no se decanten ni por la extrema derecha ni por la izquierda. «No creo que varíe mucho la abstención. Por lo general, suele bajar en la segunda vuelta, pero al final estos últimos años ha habido una diferencia de bloques muy clara, así que no creo que haya grandes cambios», cuenta el politólogo.
Para muchos, estamos ante la crónica de una muerte anunciada del macronismo y este lunes, el Primer Ministro hacía autocrítica; “Hemos entendido el mensaje de los franceses. Hay que trabajar de manera diferente”, afirmó Gabriel Attal, en la televisión pública francesa.
Una extrema derecha a las puertas del poder
Al igual que en la primera vuelta, los sondeos y los expertos siguen dando como vencedora a la extrema derecha para esta segunda tanda, y la pregunta sobre por cuánto ganará la ultraderecha, continúa llenando horas de debate y páginas de periódico; ¿conseguirá la mayoría absoluta Marine Le Pen?
Fuentes cercanas al Elíseo afirman que, el presidente se habría planteado la posibilidad de volver a disolver la Asamblea Nacional para evitar una cohabitación, es decir, legislar junto a un primer ministro de extrema derecha. Aunque esta opción no podría ser viable hasta el próximo año, tal y como estipula la Constitución.
Otras dos opciones menos improbables, se centrarían en la dimisión del presidente, quien ya ha dejado claro en varias ocasiones que “no va a dimitir”, o en caso de que la estabilidad del país corra peligro, Macron podría recurrir el artículo 16 de la Constitución francesa. Este artículo permite al presidente tomar medidas excepcionales «cuando las instituciones de la República están amenazadas de manera grave e inmediata y el funcionamiento regular de los poderes públicos está interrumpido». Ambos casos son de una alta improbabilidad.
Mientras la izquierda trabaja para encontrar la llave para frenar a la extrema derecha, el macronismo parece que ya ha encontrado la suya; retirarse, donde ya no les quieren.