Solo un accidente de dimensiones faraónicas hacía pensar en una eliminación de España con Georgia en octavos de final. El espejismo asomó por Colonia con el 0-1 inicial, pero España supo mostrar la jerarquía que necesitará en la próxima batalla: Alemania, anfitriona de la Eurocopa, espera en cuartos de final.
España alcanzó la ronda de eliminatorias tras un grupo impecable, con tres victorias, cinco goles a favor y ninguno en contra. Pero nada de esto valía ya. El foco estaba en Georgia, una selección que podría disfrazarse de Marruecos en Qatar o de Rusia en 2018, donde -salvando las distancias- un equipo notablemente inferior a España supo atrapar a los nuestros en su trampa.
El gol en propia de Robin Le Normand encogió a la afición española, aunque la «buena noticia» era el momento: minuto 18 y mucho tiempo por delante. Después de gran arranque, las dudas asaltaron por momentos a los de Luis de la Fuente, que se agarraron a sus dos pilares más sólidos para superar el peor momento del campeonato.
Rodri y Fabián, un centro del campo superdotado en talento y personalidad -y probablemente menospreciado-, guió a España hacia la remontada. El carácter de la pareja española aplacó la resistencia de Georgia. El primer paso, que no se dió en las últimas eliminaciones de España en grandes escenarios, era buscar la sorpresa.
Los de Willy Sagnol conocían el peligro en los extremos de España y cerraron la vía durante buena parte de la primera mitad. A problemas soluciones pensó Rodri, que disfrutó del hundimiento georgiano con un zapatazo de esos en los que en las casas y en los bares se exige con un ‘¡Tira!’. El faro de España gritó su primer gol en la Eurocopa y volvió a su especialidad: recuperar, dar y repartir.
El mejor socio para el baile de Rodri es Fabián. De hecho, el canterano del Betis se ha ganado el derecho a escuchar que es el centrocampista más destacado del torneo hasta el momento. Si lo de Rodri es recuperar, dar y repartir, lo de Fabián suma el acelerar y el quebrar.
La sociedad de centrocampistas exquisitos que se ha construido en la sala de máquinas de España permite hablar de una selección madura, con capacidad de sufrimiento y consciente de que si juega su mejor fútbol es de las favoritas a ocupar un lugar en la final de Berlín.
Es fácil distraerse por la magia, la verticalidad, el desparpajo y la infinidad de virtudes de Nico Williams y Lamine Yamal -decisivos también con Georgia, aunque el dominio de Rodri y Fabián es fundamental para que España se haya distinguido como uno de los gigantes a batir en la Eurocopa.
El temple de Rodri y Fabián lució más que nunca con Georgia. El tándem supo relajar a España cuando todo parecía negarse y dio luz para culminar la obra. Primero fue Rodri al filo del descanso y posteriormente Fabián, que volvió a demostrar el peligro que tiene cuando pisa área, los que tejieron la remontada de España.
Con 2-1 y el viento a favor, Fabián, que lleva dos goles en tres partidos, tuvo tiempo para encontrar a Nico Williams al espacio. El atacante, otro de los más destacados de la Euro, remachó para terminar de tranquilizar a España, aunque Rodri y Fabián, los dos que marcan el paso en la Selección, nunca perdieron los nervios.
El manejo de la situación cuando las cosas van mal marca el techo de los equipos. Cuando no se puede brillar, hay que saber capear el temporal, tal y como hicieron Fabián y Rodri con Georgia. Los tentáculos de la Selección agarraron el choque hasta llevarlo al terreno donde España es letal y el que la pone en condiciones de continuar con el sueño en Alemania.