Macron ha terminado la primera vuelta con el partido perdido. El presidente de la República Francesa necesita que los astros se alineen para que «el frente republicano y demócrata» remonte en la segunda parte, que se celebra el 7 de julio. El Nuevo Frente Popular, que suma desde socialistas, ecologistas, comunistas e insumisos, el macronismo y la derecha tradicional tendría que sumar sus fuerzas para evitar que el próximo primer ministro francés sea de extrema derecha. Por primera vez en Francia Agrupación Nacional (RN, por sus siglas en francés) ha ganado la primera vuelta de las legislativas. Y tiene a su alcance llegar a la mayoría absoluta.

La batalla se libra en 577 circunscripciones en toda Francia. Y la mayoría de ellas, más de 300, se decidirán en contiendas triangulares, en las que tres candidatos se disputan el escaño en la Asamblea Nacional. Según el sistema electoral francés, si nadie obtiene la mayoría de votos en la primera vuelta, todos aquellos que obtuvieron el apoyo de más del 12,5% avanzan a la segunda vuelta.

Agrupación Nacional puede obtener entre 260 y 310 diputados, cuando la mayoría absoluta se logra con 289. En la Asamblea Nacional saliente tenía 89. Si la derecha radical supera este límite, el primer ministro será Jordan Bardella, el escudero de Marine Le Pen.

Pasar página

La gran dama de la derecha radical se reserva para suceder a Macron en Elíseo. Le Pen ha pedido a los franceses que terminen la tarea y den la mayoría absoluta a su partido. Si no es así, no podrán gobernar porque estarán expuestos a la moción de censura de los otros dos bloques.

«El pueblo francés ha mostrado su voluntad de pasar página a siete años de poder despectivo y corrosivo», ha dicho Le Pen, reelegida en primera vuelta como diputada. Y ha destacado la participación: ha sido la mayor desde hace más de 45 años, cerca del 70%.

El presidente de Francia, Emmanuel Macron, ha llamado a una «amplia unión claramente democrática y republicana» contra el partido de Le Pen. Y representantes del Nuevo Frente Popular, desde Jean-Luc Mélenchon, de la Francia Insumisa, hasta el socialista Raphaël Glucksmann, han pedido que en casos de que haya tres candidatos si el peor colocado es de este frente de izquierdas se retire para favorecer al que tenga mejores posibilidades frente a la derecha radical. «Tenemos siete días para evitar la catástrofe», ha dicho Glucskmann. Esta izquierda unida, por las circunstancias, llega al 28,5%, que se traduce en una horquilla entre 115 y 145 diputados.

Todo menos Le Pen, de nuevo

En un mensaje escrito, el presidente Macron ha dicho que «para hacer frente a la Agrupación Nacional, es hora de congregar a los demócratas y republicanos en la segunda vuelta». Ensemble pour la République, los macronistas, perderán la mitad de sus escaños, de 250 a menos de 120, según las proyecciones de la primera vuelta.

El primer ministro, Gabriel Attal, de la mayoría presidencial que será minoría en breve, ha remarcado este mensaje: «La extrema derecha está a punto de hacerse con el gobierno. Este es el único grupo que puede obtener la mayoría absoluta en la Asamblea Nacional. Más de 300 candidatos de nuestra coalición Juntos por la República avanzaron a la segunda vuelta electoral. Sin embargo, donde no hayan obtenido el primer o segundo lugar, se retirarán de las elecciones para aumentar las posibilidades de quienes defienden los valores de la democracia y el Estado de derecho».

En la próxima Asamblea construiremos mayorías en torno a proyectos específicos. Ni un voto más para Agrupación Nacional»

GABRIEL ATTAL, PRIMER MINISTRO DE LA REPÚBLICA FRANCESA

Hace apenas unos días creía, al igual que Macron, que la izquierda radical representaba una amenaza tan grande para Francia como Marine Le Pen. Pero el avance de la derecha radical es tan fuerte que urge sumar, no restar, aunque se trate de los melenchonistas, siempre y cuando puedan considerarse «republicanos y demócratas», como dice el presidente. «En la próxima Asamblea Nacional construiremos mayorías en torno a proyectos específicos. No se debe emitir ni un voto más a favor de la sombría agenda de Le Pen», ha remarcado Attal.

Los Republicanos, que han llegado al 10,5%, entre 30 y 50 diputados, van a dar libertad de voto. Es decir, en principio no se suman al frente republicano que avalan Macron y la izquierda. Parte de la derecha tradicional, Éric Ciotti y sus fieles, avalados por el empresario Vincent Bolloré, han respaldado a Agrupación Nacional, como la sobrina de Marine Le Pen, Marion Maréchal, que proviene de la Reconquista de Zemmour.

Mélenchon es la ruina, dice Bardella

El mensaje de la derecha radical para contrarrestar este intento de frente republicano es remarcar la presencia de Mélenchon. El peligro es él, no nosotros, va a ser el mantra que repetirán los candidatos de Agrupación Nacional. Bardella ha acusado al Nuevo Frente Popular de agruparse detrás de Mélenchon, quien llevaría a Francia «al desorden, la insurrección y la ruina de la economía». A las acusaciones de racismo contra los dirigentes de Agrupación Nacional, ellos responden recordando el «antisemitismo» de los melenchonistas.

El próximo domingo los franceses deciden si por primera vez dan el acceso a Matignon a un dirigente de la derecha radical, heredera de quienes avalaron a Pétain y el régimen de Vichy. Sería Jordan Bardella, un joven de 28 años, muy popular en TikTok, donde cuenta con 1,7 millones de seguidores.

Socialistas como Glucksmann o el ex presidente François Hollande, que compite por Corrèze, insisten en que hay que formar ese frente republicano a toda costa. «¿Quieren los franceses que Bardella sea su primer ministro y Marion Maréchal su ministra de Educación?», se preguntaba Glucksmann.

Francia realmente se adentra en territorio desconocido. La única certeza es que se avecina la incertidumbre, que incluso afecta al presidente Macron. ¿Podrá seguir si hay una situación de bloqueo? El plan del presidente era dar un giro de guion tras la victoria de Agrupación Nacional en las europeas el 9 de junio.

Tuvo varios errores de cálculo: no percibe el grado de normalización de Agrupación Nacional, que como Fratelli d’Italia, es para muchos electores un partido más de derechas. Y supuso que la izquierda moderada iba a seguir su propuesta desde el primer momento de crear ese frente «republicano y demócrata». Al conformarse el Nuevo Frente Popular otro actor incómodo, Mélenchon, apareció en escena, para regocijo de Marine Le Pen y Jordan Bardella.

Lo peor es que si esa remontada funciona, lo que se abre es una parálisis institucional. Y no podrán convocarse elecciones en un año. Macron ya no podrá recurrir a su manejo del tiempo. Para muchos franceses, y no solo de la derecha radial, su tiempo se ha acabado.

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