En este lluvioso primer lunes de julio, una chica estudia la zona de los aceites de un supermercado. Es el primer día en que este producto se vende sin IVA, tras aprobar la semana pasada el Gobierno una medida para intentar rebajar artificialmente su precio pasando de una tributación del 5% al 0%. La cuestión es que donde el fin de semana figuraba un 9€, sigue habiendo un 9€. De ahí que una mujer que se fija en los algo más de 27€ que cuesta una garrafa de tres litros de aceite de oliva virgen extra no pueda contener su opinión. «¡Madre mía, qué barbaridad! Es una barbaridad», se dice a sí misma pasando de largo. Otro cliente apunta con su bastón a la etiqueta que indica que los 3 litros de aceite de oliva a secas están hoy a 22,76€. «El otro día eran algo más de 23€. 50 céntimos menos, ya ves tú», reniega.

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