El Tribunal Supremo de Estados Unidos ha decidido que el expresidente de EEUU Donald Trump no tiene inmunidad penal absoluta ante la acusación de utilizar su puesto para intentar revertir el resultado de las elecciones de 2020, que ganó Joe Biden. Por tanto, será juzgado en un proceso histórico, que tendrá una relevancia política y legal como ningún otro.

«¿Cuándo un expresidente puede ser juzgado por los actos oficiales que cometió mientras era presidente? La Corte no puede permitirse el lujo de fijarlo. Lo que guía nuestra decisión es la separación de poderes (…). El presidente no tiene inmunidad para sus actos no oficiales, y no todo lo que el presidente haga es oficial. El presidente no está por encima de la ley», dice la sentencia Trump VS USA, que se ha conocido este lunes.

Trump lleva meses evitando ser juzgado antes de las elecciones de este noviembre por intentar dar la vuelta a los resultados de los comicios de 2020, cuando instó a asaltar al Capitolio pero también presionó a cargos del Gobierno para que ignorasen el voto popular y trató de descalificar a algunos electores. La decisión de este lunes puede volver a dar la vuelta a la carrera presidencial, e incluso llevar al candidato republicano a sentarse -otra vez- en el banquillo justo antes de la cita con las urnas.

Los presidentes de EEUU tienen inmunidad vitalicia ante la ley, pero la tienen por las decisiones que tomaron como presidentes, y por eso estos últimos meses la disputa dentro del Supremo ha sido si los actos por los que Trump está acusado los habría -presuntamente- cometido como líder del país o como «ciudadano privado». Y hasta aquí, porque el papel del Supremo ahora no es juzgar a Trump por esos hechos, sino devolverlo a instancias inferiores para que continúe el juicio, que no podría no terminar antes de las elecciones.

El Supremo no decide en esta sentencia si los hechos concretos de los que se acusa a Trump son oficiales o no oficiales. «En este caso queda pendiente cómo diferenciar entre los actos oficiales y no oficiales de un presidente, y cómo hacerlo respetando todas las acusaciones. Pero la Corte ofrece orientación en estos asuntos. Cuando los actos del presidente persigue la «autoridad constitucional», está llevando a cabo actos oficiales para desempeñar las funciones de su puesto», recoge la sentencia.

La Corte ya decidió por unanimidad que el expresidente puede concurrir a las elecciones de este año aunque la Constitución prohíba a quienes cometan insurrección tener un cargo público. Por otro lado, la semana pasada el Supremo falló que uno de los manifestantes que asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021 no puede ser acusado de obstrucción a la justicia, pese a que irrumpiese en la Cámara Baja cuando tenía lugar el acto oficial de la certificación de la victoria de Joe Biden en las elecciones de unos meses ante, en lo que se entendió como un nuevo triunfo para Trump.

¿Hay precedentes? En 1974, el Alto Tribunal determinó que el entonces presidente Richard Nixon debía comparecer cuando se le requirieron cintas de sus conversaciones, rechazando que estuviese por encima de la ley. Pero ocho años más tarde el mismo Tribunal determinó que Nixon era absolutamente inmune ante las demandas civiles, siempre y cuando se le acusase de actos que estuvieran «en el perímetro de su responsabilidad oficial».

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