El defensa del Barça, Jules Koundé, se ha unido a la corriente de futbolistas franceses que han expresado su opinión sobre las recientes elecciones legislativas en Francia y el crecimiento de la extrema derecha. Anteriormente, figuras como Kylian Mbappé y Dembélé habían hecho un llamado a los jóvenes para que participaran en las elecciones y combatieran «los extremos», con el fin de «decidir el futuro del país».

Durante la jornada electoral del 30 de junio, Koundé ha compartido su perspectiva a través de su cuenta oficial en ‘X’ (anteriormente conocida como Twitter), criticando al partido de extrema derecha RN, liderado por Marine Le Pen. En su mensaje, ha enfatizado la importancia del día para el futuro de Francia, declarando que votar es «un deber y un derecho». Así, ha resaltado la importancia de la democracia, donde «cada voz cuenta y todos tienen la libertad de expresar su opinión».


Koundé ha continuado su comunicado con una crítica al RN, afirmando que el partido fue fundado sobre «el odio hacia los demás» y que, en su opinión, «la extrema derecha nunca ha conducido a un país hacia más libertades, justicia o convivencia». Ademñas, ha expresado su preocupación por un partido que considera se basa en «el odio, la desinformación y busca estigmatizar y dividir».

Para concluir, el jugador del Barça ha subrayado que, desde su punto de vista, el RN «no es una solución» para Francia y sus ciudadanos. Así, ha aclarado que sus comentarios no pretendían ser una lección, sino simplemente su opinión personal, dejando a los demás la libertad de hacer con ella lo que consideren apropiado.

Kylian Mbappé, durante un entrenamiento con Francia. EP/Archivo.


Primera vuelta

La del 30 de junio es sólo la primera ronda de un sistema a doble vuelta, con el 7 de julio como fecha clave. La Asamblea Nacional gala está compuesta por 577 diputados, elegidos por otras tantas circunscripciones: en cada una de ellas, sólo hay un vencedor en primera vuelta si alguien logra más del 50 por ciento de los votos emitidos y estos representan, además, al 25 por ciento del electorado total.

En contra de lo que ocurre en los comicios presidenciales, no tienen por qué pasar a la segunda ronda únicamente dos candidaturas, sino que superarán la primera criba todos aquellas personas que obtengan más del 12,5 por ciento de los sufragios. Es en esta cita final cuando los aspirantes y partidos deberán tantear sus opciones y determinar el posible respaldo a una candidatura rival, en una especie de contención de daños que pasa por optar por el mal menor.

La importancia de las alianzas es por tanto clave para tratar de no restarse votos en primera ronda –repartiéndose por ejemplo circunscripciones dentro de cada bloque–, mientras que para la segunda será clave dónde van a parar los votos de los candidatos eliminados o sin opciones. Tradicionalmente, el ‘frente republicano’ tejido por las formaciones moderadas invitaba en estas segundas vueltas a aunar votos contra la ultraderecha.

Macron, al término de una campaña marcada por la ambigüedad, ha prometido «la máxima claridad» para esa vuelta final en materia de consigna de voto, sin aclarar si pediría el voto para el Nuevo Frente Popular en caso de que uno de sus candidatos tuviese opciones frente a la ultraderecha.

Será en cualquier caso la noche del 7 de julio cuando se despejen todas las incógnitas, o no. Los sondeos sitúan a la alianza conservadora por delante de sus rivales, con una intención de voto que ronda el 30 por ciento, pero no está claro que puedan alcanzar la mayoría absoluta que reclama Bardella para gobernar sin dependencias externas.

La legislatura saliente hizo evidente el riesgo de esta fragilidad, ya que el Gobierno de Attal, encabezado previamente por Elisabeth Borne, apenas contaba con 245 apoyos. Puede darse una situación de flagrante ingobernabilidad, lo que abocaría a Francia a aguantar al menos durante un año: la Constitución establece en su artículo 12 que no puede haber una nueva disolución del Parlamento en doce meses.

La polarización complica la posibilidad de un Gobierno tecnócrata, mientras que el Elíseo ha aclarado que Macron no contempla recurrir al artículo 16 de la Constitución y concederse poderes excepcionales para evitar el vacío de poder, un botón núclear que sólo se ha pulsado una vez durante la V República, en el año 1961 como respuesta al golpe en Argel.

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