Una España fetén se plantó en cuartos con tanta jerarquía como personalidad. Georgia le apuró de entrada, pero la Roja mantuvo el tipo y acabó por sellar una goleada tras un partido que le exigió firmeza, perseverancia y aplomo. Por el camino, Lamine, una bomba de racimo para los centuriones georgianos. El cadete azulgrana, al que solo se le resistió el maldito gol, les resultó un tormento, sobremanera en el segundo periodo, cuando la Roja hizo trizas a su rival con Lamine como banda sonora. De nada le faltó a España, y la selección ya tiene cita con Alemania el próximo viernes en Stuttgart (18.00). Faena mayor.

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